Hacía tiempo que había perdido mi último empleo, y temeroso de perder mucho más tiempo y que se terminaran los últimos meses de paro, tome la decisión de agarrarme a lo primero que me ofrecieran.
La mayor parte de mi día la dedicaba a mirar oferta en Internet a hojear periódicos y estar al tanto del teléfono, por si entraba alguna llamada que me sacara del apuro.
Así es como comienza esta historia, con una llamada de teléfono, era del responsable de zona del sistema de alarma que tenia instalado en casa y dado que tocaba la revisión, anunciaba su visita al mismo tiempo que me quería hacer alguna nueva propuesta.
Se pasaría por casa en un par de horas sobre las cinco y aunque no vivo solo hasta la noche no vendrá nadie más por casa.
La soledad, el aburrimiento, las largas horas de tedio, hicieron que mi mente empezara a volar, que las fantasías después de mucho tiempo comenzaran a disparar mi libido y mi polla después de bastante tiempo comenzó a tomar nuevamente vida propia.
Al sonar el timbre de la puerta, tuve que disimilar mi erección y solo deseaba que fuera un tipo delgado y lampiño, para que mi polla retornara a la más absoluta normalidad.
Pero no fue así, apenas pude saludarle, solo recuerdo que el trataba de retirar su mano de la mía, mientras como un bobo no dejaba de mirarle a los ojos, después fue otro tipo de inspección mi mirada le recorrió de arriba abajo y nuevamente mediante un carraspeo, me saco de mi obsesión y me recordó el tema de visita.
Su estatura era prácticamente como la mía 170 cm, ojos negros como el azabache, cabeza rapada y perilla, vestía traje cómodo de batalla, y a pesar de su escasa estatura, se le veía esbelto a pesar de su complexión fuerte.
Como te comentaba por teléfono, si me permites que te tutee, debemos de hacer una revisión de mantenimiento, y ponerte al día de las últimas novedades que estamos ofreciendo.
Bueno al verte con esta pinta, pensé que sería un tema meramente comercial.
Bueno, la verdad es que con tanto ajuste de personal, nos hemos quedado escasos de gente y a veces a pesar de ir con traje, me toca hacer alguna tarea de técnico.
Mientras decía esto, estábamos llegando a la casa y ahora era el que no dejaba de mirar mi culo a traves del pantalón de chándal rojo.
Al notarse pillada en renuncio, y después de mi primer lapsus, como hombre dado a no perder tiempo y a hablar claro, sonriéndome me dijo
Bueno ya veo, que nuestras miradas nos han traicionado y poco más podemos decir.
Si dije yo, no solo nos han delatado sino que además han dicho más de lo que debían, mientras me acercaba a él para indicarle donde estaba la centralita.
Lejos de separarse, obstruyó con su cuerpo cuanto puso mi paso, y al ponerme a su misma altura disimuladamente me sujeto con la mano a la altura del muslo y mirándome a los ojos elevo su mano izquierda hacia mí nunca y atrayendo mi cara hacia la suya nos besamos por primera vez.
Tras el apasionado beso, me dijo, espera un momento.
Llamo a la oficina, dio unas instrucciones y unas claves y volvió a lanzarse literalmente sobre mí.
La centralita estaba en el vestidor de mi dormitorio, y mientras nuestras bocas se devoraban, miraba la escena en el gran espejo de las puertas del armario y me retroalimentaba de morbo.
Le cogí de la mano y lo lleve hasta la cama, nos tumbamos en ella mientras nos devorábamos, su boca sabia a anís, algún caramelo pensé yo mientras hurgaba con mi lengua en su interior, su piel olía a canela y ese perfume me llevaba a mi infancia, aunque no terminaba de concretar lo que me recordaba.
En el fragor de la lucha, nuestro calzado había desaparecido de nuestros pies, y la ancha cama servía de área de acción y revolcones de un lado para otro. Sus manos sobaban mi culo, las mías hacia lo mismo con el suyo y en una de las volteretas, tantee su paquete, confirmando que la herramienta no solo era algo consistente, si no que el tamaño también era prometedor.
En una de las vueltas el quedo encima de mí, a horcajadas sobre mi cintura, la presión de su culo contra mi polla era tremenda y mientras me miraba y me sonreía, empezó quitándose la chaqueta.
Yo en ese momento solo veía un dios, un dios al que me entregaría en lo que hiciera falta, al que daría lo que me pidiera.
El mientras se soltaba la corbata, lo hacía despacio , recreándose en la acción, se afloja el nudo, se suelta el botón de arriba de la camisa, suelta los botones de los puños , se deshace el nudo de la corbata y soltándose la, la pone tras mi cuello y me atrae hacia él, buscando un nuevo encuentro de nuestras bocas, intercambiando nuevamente nuestras salivas y explorando a fondo nuestras bocas y gargantas y con las respectivas lenguas.
Me deja caer sobre la cama , mientras yo me saco la sudadera , el se suelta definitivamente la camisa y muestra unos pectorales no muy marcados, pero si muy trabajados y rasurados, paso mis manos por ellos, busco sus pezones crecido orgullosos, y juego con ellos, el se libera de mis manos y juega con su lengua en mis pezones anillados, se separa unos centímetros, para mirarme a los ojos, me levanta el brazo derecho y se hunde en mi axila, buscando lo más profundo y aromático de mi sobaco, saca su lengua y se deleita lamiéndola de abajo arriba una y otra vez, después mirándome nuevamente a los ojos me reta a ir a buscar en sus labios el elixir de mis sobacos ; envolviéndonos nuevamente en un férreo morreo.
La temperatura de nuestros cuerpos había aumentado considerablemente sobre mi piel aparecían las primeras gotas de sudor y según las veía aparecer, su glotona lengua las hacia suyas como si del manjar mas exquisito se tratara. Sé quito de encima de mí y aprovechamos para desnudarnos del todo, solo los calzoncillos cubrían nuestros sexos.
Ahora sí, ahora podía contemplar su cuerpo, sus fornidos abdominales, sus potentes piernas y su redondo y levantado culo.
Pero apenas me dejo disfrutar de la contemplación de este cuerpo fantástico, cuando se lanzo contra mi, y empezamos a revolcarnos nuevamente por la cama, terminando yo boca abajo, el nuevamente a horcajadas sobre mi cintura, besándome la espalda y subiendo hasta el cuello, al llegar allí entendió mis brazos en cruz, mientras lamia mis omóplatos y a penas sin darme cuenta me junto las dos manos sobre mi culo y utilizo nuevamente su corbata para atármelas.
Al percatarme de la jugada, quise protestar, pero entre besos y susurro me tranquilizo y consiguió que me relajara.
Resbala su cuerpo desde mi cintura hacia sus pies y al llegar su boca a la altura de mi cintura, cogió con los dientes el borde de mis calzoncillos y tiró de ellos hacia abajo. Para facilitarle el trabajo elevo mi trasero, pero mi erecta polla lo mantiene sujeto por la parte de delante , sutilmente mete las manos bajo mi vientre y liberando mi polla del trozo de tela sigue con su boca bajándomelos hasta dejarlos por debajo de mis muslos.
Entonces abalanzándose sobre mi trasero, mete su nariz entre mi raja y abriéndome lo en canal con ambas manos pega una fuerte inhalada de mis olores mas íntimos omóplato después se aparta unos milímetros y noto como un cálido gargajo pega de lleno en mi agujero, para después su sabia lengua empezar un masaje en circulo que me hacia gemir de placer.
La postura se me hacia incomoda, con las manos inmovilizadas en la espalda, el culo levantado para facilitarle el trabajo y mi cara hundida contra el colchón me dificultaba la respiración, pero al mismo tiempo me producía una sensación de entrega total y de placer absoluta.
Mi polla lubricaba sin parar y el jugo sobre las sabanas me permitía deslizarme de manera muy cómoda y gozosa, llevándome casi al punto del orgasmo.
Me libera las manos, me da la vuelta y tras fundirnos en un jugoso beso, se arrodilla entre mis piernas y brinda el mismo masaje con la lengua a mi polla y mis huevos, que el realizado anteriormente a mi culo durante algunos minutos.
Después mientras acaricia mis labios con los suyos, me sonríe y mientras se quita sus calzoncillos, me dice, yo ya he hecho lo que quería, ahora te toca a ti.
Mis ojos se clavan en su entrepiernas y mi capacidad de reacción queda disminuido ante esa polla y esos huevos de toro…………