sábado, 25 de mayo de 2013

El Jardinero IV

Un tanto  frustrado , volví a mi tumbona, según me tumbe, una extraña sensación  me invadió, mi  rabo totalmente excitado,  lubricado  y  por  el capullo  una gotas de  viscoso liquido se escapaba, en mi culo  una sensación   similar, húmeda  pegajosa, excitante, los últimos rayos de sol incidían sobre  mí ya   bien  tostado  torso, y un dulce sueño  me  fue invadiendo.
                     


No sé, si realmente llegue a quedarme  dormido, pero imágenes  tórridas, desenfrenadas de  sexo  morboso  con  el jardinero  se agolpaban en mi cabeza  y  me sacaban el raciocinio dejándome hacer y haciendo  alguna cosas  impensables en ese momento  para mí.

De este duermevela,  me sacó el sonido estridente del teléfono de la casa, sobre la mesita  con  mi libro de lectura,  tenía un inalámbrico  y mi propio móvil.

- ¿Dígame?

Mi voz debió de ser débil, quejicosa.

Peter, nada más oírme, de modo alarmado  me dijo

- ¿Curro, estás  bien?

- Hola Peter, si muy bien gracias,  solo que  me has pillado  medio dormido disfrutando de  los últimos rayos de sol.

Mientras percibía, como Tito se acercaba de modo cauteloso, sin hacer ruido, se arrodillaba entre mis piernas  y abriendo nuevamente mis nalgas sigue deleitándose  con una fantástica  lamida, su lengua oprimía mi esfínter  y  lo vencía,  su pedazo de carne  me perforaba, y se colaba dentro de mí, forzando mi pared interior a  la vez  que  una vez tras  otra  me humedecía internamente mi  oscuro  y estrecho túnel.


Volví la cabeza para mirarlo  y  me lo encontré desnudo, con su  polla   sobre el césped, sus huevos colganderos  y  su cara radiante de satisfacción, por la degustación de mí ya  muy abierto ano.

Con este  soberbio panorama,  y  el placer  que estaba recibiendo  un ligero  gemido se me escapo, mientras  Peter trataba de explicarme alguna cosa.

- !Curro¡ - volvió a insistir alarmado - ¿Realmente estas bien?

- Mejor de lo que te  puedas  imaginar le contesté.

- Bueno, ya me contarás a  la vuelta, pero me parece tan extraño,  o tal vez sea  un cruce de línea,  pero oigo  unos ruidos tan raros.

- Todo bien Peter, no te preocupes - le conteste  tratando de impostar la voz.

- Mira se me  ha olvidado comentarte con tanta prisa que el vecino Ciro, nos había invitado a cenar  mañana en  la noche.

- Si, ya ha venido  hace  un rato a reiterarme la  invitación, pero no sabía qué  hacer, si  debía aceptarla  o no.

- Por supuesto  que sí, es un matrimonio de chicos, pero ojo, seguramente además de invitarte a cenar,  te inviten a  algo más.

- Gracias Peter  por la advertencia, pero bueno,  le dije riéndome,  ya soy mayorcito  para saber responder.

Las babas del  jardinero resbalaban  por la parte interior de mis muslos,  la sensación de lascivia  me  inundaba  por momentos, mi polla  me tenía  el vientre  empapado en  pre-semen  y  Tito, me saco la polla  y los huevos  hacia atrás, y  de  vez en cuando  bajaba con sus larga, ancha  y húmeda lengua  desde mi raja, hasta la punta de mi  nardo, mis huevos no eran ajenos a este vaivén y  la saliva  los recubría totalmente.

Solamente,  pude  concentrarme  unos segundos  en  la conversación, para darle las gracias a mi anfitrión,  por  la llamada, y   preguntarle si el viaje había ido bien.

- Todo muy bien  gracias Curro, disfruta cuanto puedas, pásatelo bien con los vecinos,  y  por cierto, no pierdas de vista el cuerpazo del  jardinero, a veces se queda con el  torso  desnudo,  y  es motivo de inspiración, para mis tórridas noches en solitario.

Una carcajada sonora salió de mi boca, un pensamiento  quisquilloso  me invadió. ¿Si tú  pudieras ver   ahora mismo?

Mientras  nos despedíamos, como  manda la  exagerada cortesía inglesa, el jardinero  se incorporó, se sentó  a  horcajadas sobre la tumbona,  paso  mis piernas  por encima de las suyas; puso su rabo sobre mi raja, su capullo sobre mi agujero y cuando esperaba se hundiera en mi  interior………..

Sentí su potente descarga  de leche  en el agujero de  mi cálido  ano, era  caliente espesa abundante.

El recipiente  formado  por mi raja  y mi agujero  sirvieron  de vasija a tan exquisito manjar.

Tito, se alejó un poco,  y absorbió  poco a  poco cada  mililitro de  elixir de vida que había depositado encima de mí.

Después su lengua busco  las ultimas gotas, y lo degusto.

Sobre sus labios un cerco viscoso de  los restos de su propio semen.

Se arrodillo en  la tumbona de al lado, se puso a cuatro  patas,  y con la voz más sensual y  excitante  que jamás  haya oído de  labios de varón, me susurró.

- Ahora hazme tuyo, quiero que me folles,  y al igual que he hecho yo,  me des tu descarga de leche sobre  mis nalgas.


Solo oírle, y mis huevos ya se dispusieron  a rematar la faena,  una excitación  tremenda me salió desde lo más profundo de  mi fábrica de leche.

Apuntale  mi  dardo  sobre el blanco de su diana, empujé,  su culo cedió sin dificultad, el muy cabrón, se había lubricado,  mientras  yo  dormitaba.

Soltó un fuerte  gemido,  se terminó de relamer los labios de  su propia leche, apreté  hasta el fondo, me acople,  y con uno rápidos movimientos  , terminé  mi función, a duras penas  me dio tiempo  salir y descargar  sobre su espalda  y glúteos.


Busco  la leche con los dedos, la llevaba a la la negra diana que marcaba su  oscuro  culo, y se masajeaba  suavemente  por el exterior con mi semen.

Mientras me recuperaba de la corrida,  un  brusco movimiento  realizó, se tiró  sobre el césped  boca arriba,  y unos nuevos chorros de leche  descargo sobre su  barriga y su pecho.


Mientras  se los restregaba  con la mano derecha y se acariciaba huevos y culo  con la izquierda,  me  abordo de nuevo.

- ¿A que no tienes huevos de mearme?

Me agarre la polla  morcillona,  la enfoqué a su pecho  y  solté  mi  dorado líquido, fui dirigiéndolo cada vez más arriba, su cuello, su barbilla, y  al sentirlo cerca de la boca,  la abrió  y degustando  otro de mi  fluidos, terminamos  esta tarde llena de vicio  y depravación  hasta ese momento impensable para mí.


jueves, 23 de mayo de 2013

El jardinero III


Creo que este va a ser un verano,  muy diferente.

Cuando abrí, los ojos, me lo encontré delante de mí, con el  peto casi por los tobillos, y dándose la  vuelta,  y poniéndome  su  peludo culo delante de  la  cara,  me grito.

Ahora  ¡huéleme  el culo y lámelo¡

Al acercarme  un fuerte olor a sudor me  reprimió seguir avanzando, pero   una gran manaza, me agarraba mientras de modo  imperioso, me  decía

- ¿ERES SORDO O QUE?  !!!!  PERRAKO. ¡¡¡¡

Ante  su imperante vozarrón,  obedecí de modo automático, al principio el  fuerte olor me repugno.
                                                   






No, no era la primera vez que  comía  un culo, pero siempre recién lavado, incluso  habiéndonos duchado  juntos, pero así, después de un largo día de trabajo, aunque no  estaba sucio, el olor acido, fuerte,  a macho resudado, me removió un poco el estómago, pero su voz,  me obligaba y  yo  me sentía  obligado a  responder a su demanda.

- ¡NO SIENTO  TÚ LENGUA CABRÓN¡
A punto estuve   de  dejar allí,  esta sesión, pero algo  me obligaba a  continuar  adelante, me acerque aún más, le mordisquee  ligeramente los glúteos, morenos, duros, redondos, levantados, pero él seguía gritando

- !A QUE ESPERAS¡

Saque tímidamente mi lengua y  la acerque  a  su  apretado esfínter.

Era redondo, como estriado, de un color oscuro  intenso, casi negro.

Al entra en contacto  mi lengua  y  su agujero,  un sabor amargo  y  un tacto, suave aterciopelado inundaron mis sentidos.

Pero quien  maneja  ya mi cerebro no  era yo, era el puro vicio, el morbo incontrolado, que  me obligaban a oprimir una  y otra  vez  mi lengua contra ese escudo infranqueable, me  alejaba escupía,  pasaba mi lengua por toda su raja, para después  tratar de abrirlo de nuevo con mi propia lengua, e  insistir nuevamente.

El olor me embriagaba,  y  me daba renovadas fuerzas para  degustarlo nuevamente, para jugar con mi lengua  lo más dentro  que  podría  y dar  placer a mi macho.

Se volvió  hacia mí,  y  mirando  con desprecio,  me soltó.

- NI COMER UN CULO DE MACHO  SABES, AHORA VERAS.

Me levanto bruscamente del suelo,  me puso de rodillas sobre el brazo del sofá, y arrodillándose detrás de mí,  me dio  dos buenos manotazos en cada nalga, me las abrió en canal, con esas manazas grandes y robustas,  y escupiendo un espeso  gargajo, comenzó  a  restregar  la lengua  por mi agujero.
                                        

No le hizo mucha falta  oprimir, mi agujero   sin mucha  demora cedió.

- VES CABRÓN, COMO SE  HACE.

Yo ni tan siquiera pude contestarle,  debía de tener  los ojos en blanco, todo mi cuerpo se estremecía por la excitación, me mordía los labios y sobre todo sentía.

Sentía como  mi esfínter  cada vez más dilatado cedía  y cedía, como ese pedazo de carne brutal,  húmedo, salvaje, se  iba metiendo  cada vez más en mis entrañas, y como  tras  darme   con las dos manos abiertas, un fuerte  golpe  en las nalgas, su  lengua se quedó atrapado en  mi interior.

Ahora  ya  no  quería  entrar ni salir, era un movimiento rotativo en mi interior, que como potente  broca de acero, abría cada vez un  boquete más dilatado.

Saco  su sutil  herramienta de mi interior, escupió de nuevo,  me masajeo  suavemente con la lengua mí ya más que abierto culo, y acercándome  sus labio  sentí como  me insuflaba aire en mi interior, como  si mi culo de un  globo  se tratara.

Fue otra nueva sensación para mí, note como  mi culo abierto, se expandía ante la presión del aire, y como después aprovechado la circunstancia su lengua  me  hurgaba mucho más dentro, yo no podía  hacer nada, no podía  rechistar, solo obedecer, dejarme  hacer  y sentir.

Repitió la operación, tres o cuatro veces, después  me reconfortaba con su lengua  y llegaba  casi  a un nuevo orgasmo.

Minutos después, un fuerte dolor de barriga, un deseo  irrefrenable de soltar tanto  aire, me vino de pronto, casi sin darme cuenta, solo pude decir.

No aguanta se me escapa…..

Como un poseso, me agarro de las caderas, metió su nariz   entre  mi raja, casi dentro de  mi  agujero y recibió  mi   fétida descarga.

Entre avergonzado y temeroso,  me volví  para mirarle y disculparme,  pero en  su cara, con los ojos cerrados  una  satisfacción plena inundaba  su  relajado gesto.

Una vez difuminado el escape, hizo una última inhalación,  y  me volvió a atacar  el contorno con su lengua, lo hacía despacio, recreándose, como  no dejando  escapar  nada  en el entorno de  mí ya muy húmedo agujero.
                                           

Se levantó, escupió  sobre   su capullo, y  lo  masajeó  con sus dedos, me azotó nuevamente mis coloradas nalgas  y  sin más preámbulos  se clavó en mí.

Esperaba fuertes  embestidas, soñaba con una follada salvaje, pero después de permanecer un rato en mi  interior y moverse  en forma circular,  saco su polla, me  apretó las nalgas, dejándome una sensación pegajosa en mi raja, y  mientras se  subía el peto, me dijo.
                                                

Vete a tomar el sol, yo tengo que terminar, luego antes de irme te veo.

miércoles, 22 de mayo de 2013

El Jardinero II


Me la volví a llevar a la nariz,  inhalé  fuertemente  como queriendo impregnarme de este olor, cuando  apareciendo en el umbral de la puerta,  Tito, me dijo.

- ¿no prefieres, oler la fuente?

Mientras  se acariciaba la entrepierna.



Yo me quede algo parado, no tanto por no haberlo previsto, si no por lo rápido que iba todo.

Se me acercó, lo hacía despacio de un modo ralentizado, mientras una gran sonrisa inundaba su cara, en sus ojos un brillo morboso, había entrado  en su juego, y solo él sabía  las reglas del mismo.
                                                 

Yo me quede paralizado, no tanto  por la sorpresa de cómo me había pillado, sino más bien hipnotizado por  su seguridad, su, aplomo, según avanzaba hacia mí, los escasos  tres metros  que nos separaban, lo miraba,  primero  su cara, después esos pectorales, esos pezones marcados ,coronados  por esas  gruesas argollas, que cuando  contraía el músculo se elevaban  y casi saltaban.

En la entrepierna  ese  bulto, que  antes vi, casi  como en un juego de  sombras chinas, ahora crecía y crecía, empujando  cada vez  la tela con más ahínco.

Cuando lo tenía  a menos de un metro, solo se me ocurrió, elevar de nuevo  a mi nariz  ese trapo que  algunos minutos antes  cubría su sexo y volví  a  olerlo con  gran énfasis.

A mi nariz, llego ese  olor a macho,  se subió a mi cerebro y como un chutazo del mejor poppers, recorrió toda mi columna.
                                          

Al mismo tiempo una mano  sobre mi cabeza me obligaba a agacharme, yo casi de un modo automático, me arrodille, y cuando  mi cara  estaba a la altura de sus ingles,  me empujo desde atrás,  apretándome  sobre la nuca, y hundiendo mi nariz  allí mismo, donde sus dos piernas se juntan.
Mi mente se nublo, la voluntad se escapó de mi cuerpo, ahora solo quería dejarme llevar, dejarme hacer,  y solo sentir.

Sobre  mi mejilla  y oído  izquierdo, un ruido  atronador,  me dejo  noqueado  por unos segundos,  con su mano derecha me  asentó  un fuerte  golpe, a la vez, que  me gritaba, mientras se  arrancaba  los botones del peto y se sacaba la polla.

¡MIRA, HUÉLELA, DISFRUTA DE SU OLOR¡

La hostia había sido  demasiado  para mí, mi mente  había  imaginado muchas veces  una circunstancia así,  pero nunca imaginé vivirla, y  tampoco tenía contemplado mi reacción.

Un fuego interno, salió enfurecido  de mí, me acaloró la cara,  se fue difuminando por todo mi cuerpo y terminó concentrándose de nuevo en mis huevos.

En su entrepierna  un  olor a sudor, en su capullo lubricante reseco del pajote que había iniciado mientras  yo tomaba  sol y dormitaba.
                                                           

La reacción de mi celebro fue incontrolable  pero mis huevos, respondían al estímulo que mi   cabeza  no fue capaz de reconducir, y mientras miraba de un  modo codicioso, ese capullo, gordo y sonrojado, entre mis piernas apareció  un charco de leche, que aunque  trate de disimular, las convulsiones de mi propio cuerpo,  me descubrieron.

MARICÓN DE MIERDA, SOLO  CON  ENCONTRARTE DELANTE DE UN MACHO, TE CORRES, NO ERES CAPAZ, NI DE AGUANTAR UN ASALTO.

Me empujo con  su pierna derecha  contra el suelo, y al caer de espaldas junto al sofá, empezó a chorrearme  con  una meada amarilla, casi azafrán, caliente, abundante, como  el sonoro chorro  que apenas una hora antes me había despertado, llamando mi atención por primera vez, sobre este macho  dominante y autoritario.


Al sentir el cálido chorro, un estremecimiento volvió a recorrer todo mi cuerpo, mientras  un pensamiento me  nubló el cerebro.

Una sonrisa acudió a mi boca, y al entreabrirla, el muy cabrón  hizo diana con su chorro, tragué  mientras exteriorizaba  el  pensamiento  que   llegaba.

Creo que este va a ser un verano,  muy diferente.

domingo, 19 de mayo de 2013

El Jardinero


EL JARDINERO.

Hacía ya alguno años que  Peter  me  llevaba invitando a pasar  unos días en su  chalet cercano a Benidorm, unas veces  por corte  otras  por no querer se gorrón, o bien  por falta de tiempo, nunca  había aceptado esta amable  invitación.

Peter  era un hombre serie, de aspecto varonil,  pero en privado,  eran  otras las formas  y  su modo de comportarse, pero esto, en lo muy privado.

Este año por motivos personales y circunstancias de trabajo,  tenía casi todo el verano  libre, y  necesitaba un lugar tranquilo, donde poder concentrarme  y  preparar a conciencia mi  nuevo proyecto  y  decidí aceptar su amable invitación, ello sé que conllevaría entrar en ese  ámbito  privado; que a mí, tanto  como a él  nos gustaba,  y llegaba a  agotarnos en  largas veladas.

 Pero para empezar, un ligero aperitivo:

Al segundo día de  llegar al lugar, una llamada urgente de Londres, le  hace precipitar un viaje previstos para unas semanas después,

- Me alegro  que estés aquí Curro, así  me iré más tranquilo estando tu controlando  la casa, no  te preocupes por nada, Carmen, vendrá todos los días  a  atender la casa  y la cocina,  tu haz tu vida como quieras, solo que debes de ser muy prudente si  invitas a alguien a  la casa.

Todas las tardes de ocho a diez viene Tito el jardinero, él tiene  llaves del jardín  y acceso a  la  caseta de labor donde guarda  todas las herramientas necesarias, así que  ni siquiera te tendrás que preocupar de él,  pero  cuenta  con su presencia en esas horas.
                                                        

- Ayer cuando llegué era  al atardecer, algo más de las nueve, y aunque supongo que  él debía de estar  trajinando  por el jardín, no me encontré con él ,  mi llegada,  la bienvenida de Peter,  el refresco  y  el enseñarme la casa  y  mi habitación se llevó  más de una hora, y cuando salimos al jardín, fue simplemente,  para tontear  un rato, mientras camino de la piscina nos íbamos desnudando, entre risas, juegos, caricias  y besos.

Hoy nada más comer,  Peter se ha marchado, no lo he visto casi en toda en la mañana con todos los preparativos, solo  estas consignas a la hora de comer  y aun estábamos en  los postres cuando  ha llegado a recogerle el taxis  para llevarlo al aeropuerto.

Carmen, me ha terminado de servir del café,  y  tras  comentarme  lo  que me había preparado para la cena, ha  terminado de recoger  y se ha marchado.

Después de una buena siesta, siempre el primer día que duermo en cama  extraña me  cuesta conciliar el sueño,  he salido al jardín, la tarde era calurosa pero  una brisa fresca que llegaba del mar me hacía sentirme  muy bien, desnudo sobre la hamaca, tomando el sol de la caída de la tarde, me ha vuelto a entrar  una  modorra y allí estaba, con el culo al aire, brillante por los aceites  bronceadores, con la zarpa  de oso tatuada en mi nalga derecha ,cuando  un ligero ruido a mi espalda me ha sacado de  la borrachera.

Abro lentamente los ojos, no realizo movimiento alguno y allá como a diez metros  a mi derecha, está él, lleva un peto azul de trabajo, tras los tirantes un torso desnudo, el ruido  no es otro  que  el provocado  por su potente meada, al caer sobre la arena de río del parterre del fondo.

Tras sacudirse el nabo, con una mano apoyada  sobre la caseta, y mirándome de reojo, empieza acariciársela.
                                                   


Desde mi postura  solo  un bulto  que crece, y un brazo que cada vez hace unos movimientos  más rápidos.

Suena  el timbre de la puerta de la calle, se sobresalta, se la guarda y se encamina  a abrirla.

Segundos después, carraspeando se me acerca, 

- perdone señor, es el vecino, preguntaba  por Peter, pero  yo no sé ……

Su pantalón aun  mostraba señales de lo acontecido momentos antes, su paquete  a la altura de mis ojos, unos segundos en silencio, una miradas exploratorias, en su cara un sonrojo, en la mía de pronto, el aplomo.

- Vale,  Tito, no te preocupes, ya lo atiendo  yo.


- Hola soy Curro  - le dije efusivamente al vecino, mientras  adelantaba mi mano  para saludarle - soy un amigo de Peter, él  ha tenido  que salir urgentemente a Londres.

¿Te puedo ayudar en algo?, le  pregunte.

- Encantado Curro,  yo soy  Ciro, el vecino, ya sabíamos de  tu visita  y por eso estoy aquí, mañana  daremos una cena  en casa y  venía a invitarte.

- No sé,  Peter no me había dicho contado nada, y  no sé si estará bien aceptar la invitación.,

- Nada a las diez te esperamos,  no te arrepentirás.

- Titubeando aun, mientras se marchaba solo pude   susurrarle  algo así, como  - gracias, mañana nos vemos.
Al volver al interior, Tito  se  había soltado  los tirantes,  unos anchos hombros  brillaban  por el sudor, estaba cortando el césped, el ruido de la maquina le  impidió oírme al acercarme, cuando   llame la atención  a escasos pasos de él, se dió la vuelta,  unos formidables pectorales, unos pezones  anillados con dos grandes argollas, y un pecho rasurado, con unos incipientes y espesos pelos de   algo más de un milímetros de largos , era  todo  un deleite  para la vista.
                                               

Apagó la máquina, y me presente, - soy  Curro,  un amigo de Peter, él se ha  tenido que marchar a Londres  urgentemente al mediodía, yo llegué  ayer  y estaré  por aquí unas semanas.

- Hola  soy  Tito, bueno eso creo que ya  lo sabes, me dijo.
Anoche aún  andaba por aquí, cuando llegaste, pero  no tuvimos  ocasión de  coincidir.

Sus labios carnosos, trataron de esforzar una medio sonrisa, sus músculos se tensaron  y  brillaron, mas  con los últimos rayos de sol.

Instintivamente, una mano  fue a acariciar su paquete, yo  tras el liviano  pareo que me había puesto  para  recibir al vecino, no podía disimular mi  excitación.

Eran unos instantes tensos,  de esos que no hay forma de  romper, carraspee   un poco tratando de sacar  voz de nuevo, Tito se acarició su pecho izquierdo, tieso, endurecido.

- Bueno,  ya  nos seguiremos  viendo por aquí - alcance a decirle -  di la vuelta   y  regrese a mi tumbona, me deshice del pareo  y de nuevo  expuse mi  aun blanco  cuerpo a los últimos rayos de sol.

Minutos después, Tito  se me acercó  silencioso, recreándose con la mirada  en mis glúteos, yo  lo observaba con disimulo  y veía  su  trabuco crecer tras la fina tela del pantalón.



                                                   


- Curro,  voy a  tirar a  los cubetos de  la otra calle,  el césped que he cortado, ahora  vuelvo.

- No entendí muy bien, su anuncio, ya que él tenía sus propias llaves, y no tendría que abrirle  la puerta.

Nada más salir, el morbo me pudo, me levante  fui  hasta la caseta y allí  sobre  un viejo sofá, estaba su ropa.

Unos llamativos bermudas de cuadritos azules,  y muchas trabillas, por todos los sitios,  una camiseta de licra, con rebordes en el mismo tono de azul que el pantalón y una zapatillas blancas con calcetines tobilleros.

Del bolsillo del pantalón, sobresalía un trozo de tela, tiré de el, y saqué  unos calzoncillos en  azul celeste,  tenía una ancha cinturilla en blanco, un triángulo de tela conformaba su parte  delantera, y solo  dos tiras de tela  que desde atrás se  unían a la esquina de abajo del triángulo delantero, después me enteré que se llama suspensor, pero  de momento  no llegaba a comprender ni tan siquiera como podría quedar puesta una prenda así.

Instintivamente, me lo acerque a la cara, después lo aproximé a la nariz.

El olor  era fuerte,  no era rancio de suciedad, pero supongo  que  a lo largo de la jornada eran varios los jardines que llevaba, y  una sudada tras otra, era el  olor acumulado en tan  íntima prenda.

                                                                               


Me la volví a llevar a la nariz,  inhalé  fuertemente  como queriendo impregnarme de este olor, cuando  apareciendo en el umbral de la puerta,  Tito, me dijo.

- ¿no prefieres, oler la fuente?

                                                     

viernes, 10 de mayo de 2013

El Motero


EL MOTERO

                                                     


Allí entre los pinos  en la frondosidad , siguiendo un   camino  de tierra  me ha traído  hasta aquí, me   he metido  por un  hueco  y el coche  queda bastante resguardado de las miradas,  tumbo un poco le asiento, me aflojo el cinturón del pantalón  y  me preparo  para dormitar un ratillo.

No  habían  pasado  más de cinco minutos, cuando un ruido bronco me  hace abrir los ojos, he  incorporarme, era  una moto, va  por un camino  paralelo al que yo había escogido.

Parece un tío  alto  y bastante delgado,  se baja de la moto, da una vuelta  y  contra un árbol, se sienta y enciende un cigarrillo.


                                                     

Unos minutos después  llega una segunda  moto, cuando  llega al lugar donde está el primero  se baja, este será de la misma estatura, algo más de metro ochenta,  pero en este caso corpulento, fuerte, un armario  ropero  como se suele decir.

Espero  expectante  lo que  suceder,  pero los movimiento no me cuadran  con  lo que un saludo  o lo que un  recibimiento es  lógico  para 

El primero en  llegar se había quitado el casco, estaba rapado, con  un gran perilla, y como  un gatito, va de rodillas despacio acercándose al otro  tío, al llegar a  su lado, le besa las botas, se las lamer  y nunca levanta la cabeza.

No puedo creerme  la situación, es el  lugar de encuentro de  un amo con su  esclavo, y tal vez  me obsequien con una escena de sexo inimaginable  para mí,  miro alrededor,  creo  que  ellos  no  pueden  ver el coche desde donde están,  pero tal vez  yo si quiero  ser espectador de primera fila tenga  que acercarme un poco más.

                                                     


Me impacta la situación, me da  un poco de corte, pero un espectáculo así, normalmente  no lo  encuentras.

Salgo del coche  despacio, silenciosamente, solo he cogido las llaves, no cerrare la puerta para no hacer ruido, me acerco  por el lado  que tienen más complicado verme.

Desde mi escondrijo,  no solo  puedo ver toda  la escena perfectamente, además oigo.

La actitud del sumiso es de entrega total, allí, de rodillas, lamiéndoles las botas, el otro, le insulta, le humilla disfruta; de vez en cuando  levanta un pie  y  le pisa la cabeza, no puedo ver muy bien la situación, pero oigo al sumiso darle las gracias  por  pisarla la cabeza, creo que estoy alucinando, no sé  si  me  gusta o  me repugna,  pero algo me mantiene  allí  fijo sin  parpadear,  sin respirar siquiera   para no perderme detalle.

Por fin el amo, el segundo motero,  se quita el  casco, es  un tío maduro,  sobre los cincuenta, pero  corto muy rizado,  y  un gran bigotón,
Le levanta del suelo,  le besa, le aleja  la cara   le  obliga a abrir  la boca y  le escupe en el interior.

Ahora  cabrón arrodíllate  y cómeme la polla, ya me conoces y sabes cómo  quiero, si  me haces disfrutar,  tendrás más, si no simplemente me correré  y aquí  te quedas, así que tú decides.
                                                   

Está claro  que el más joven  sabe muy  bien de lo que habla  su amo, se agacha despacio, como si todo fuera ralentizado, se arrodilla, lame  por encima  del pantalón del cuero el paquete , lo mordisquea, eleva la mirada  como pidiendo permiso  y  poco a poco baja la  cremallera,  saca  el rabo  lo besa, lo huelo,  sigue buscando  en el interior del pantalón,  y  un par de huevos de toro aparecen, los coge con ambas manos, su lengua  los lametea, los besa, los idolatra, se los mete  en la boca, mientras  le masturba, !joder con  excitación  del momento no  había visto el tamaño de ese  instrumento¡, aún no  está totalmente duro  y  son más de 20 cm, mucho  más, pensé que  esas cosas  no eran normales,  pero veo  que sí ,que las hay .

Se saca los huevos de la boca y  lentamente va besando la polla desde los huevos  hasta  el capullo, al llegar allí, saca la lengua, lo lame, lo besa,  se lo mete  en la boca,  y  poco a poco,  muy  lentamente aquel  inmenso aparato  se va perdiendo  en  la cavidad  del joven, sin parar,  hasta el final, una vez  que  la nariz choca con la piel de su  amo lo agarra del culo  y permanece allí  unos segundo, a mí  me da la impresión que el tiempo  se para, se detiene ,ahora  se va retirando, una  polla mucho más dura se va retirando de la boca, con una capa de saliva tremenda, así hasta  salir  y descolgarse, por su propio  peso, aquello brillaba, era  apoteósico,  no tenía una rigidez excesiva , pero  impresionaba,  el esclavo  vuelve a repetir  la operación una  y  otra vez, cada vez que  aquella polla  salía de la boca,  se veía más fuerte, más dura, al salir ya no  caía  por su propio peso, a cada  ciclo, la polla apareció más imponente, yo estoy   pajeándome como un mono, vuelve a salir aquel  rabo,  ya apunta al frente  sin problemas, tiene el máximo esplendor, pero el esclavo sabe  que  esperan más de él  y  sigue  tragando, una , dos , tres veces más, ahora aparece  el rabo  ya  impetuoso alumbrando al cielo, es el momento  le dice, lo levanta , lo abraza, lo besa tiernamente, tengo la impresión que es  el momento de cambiar de tercio  y no  me  engaña mi percepción.

Lo arrastra  hasta  un árbol  próximo, joder tengo  que cambiar de posición si quiero seguir viendo, ahora solo  los veo de espalda, y  no quiero perderme detalle.

Mis movimientos  son lentos, me acerco  un poco más  y consigo  el ángulo de visión  justo, perfecto, es el sitio más adecuado, oigo al amo decir,

- ¿Has traído  lo que  te he dicho?

- Un escueto - si mi  amo,- le responde

Le eleva las manos,  las apoya sobre el árbol, le  hace abrir  un poco las piernas y sacar el culo  para afuera,  mi polla  está babeando ante  esta visión, y  mi mano  no deja de manipularla, si siguen mucho más me  correré sin darme  cuenta.

Ahora   le está dando  unos azotes en el culo, a cada azote  el joven  le da  las gracias, el amo  se calienta cada vez más, su  polla me lo dice, para,  se retira un momento  y  le observa lentamente.

En  el pantalón vaquero que llevaba el esclavo,   se apreciaba una  raja  a  la altura del muslo   y  allí se dirigían  ya  las manos  del  amo ; un tirón  fuerte lo termino de rajar, una raja que iba de  una a otra pierna, hasta las costuras laterales,  entonces con más violenta  tira  hacia arriba,  hasta la cinturilla, yo casi alucino, mi excitación es extrema, casi me corro  en este momento, un  nuevo tirón, termina de arrancar toda la culera del pantalón, la polla del tío maduro ahora  ya babea, luce orgulloso su esplendor en la punta  unas gotas de  presemen aparecen, casi puedo  olerlo, mis sentidos  se acentúan ,no distingo  bien  entre  la realidad y  lo que  me imagino, o tal  vez en este caso  es  lo mismo.

Se vuelve a retirar un poco,  yo alucino ahora con la visión  un culo  perfectamente encuadrado  en aquella apertura artificial del  vaquero, unos calzoncillo  blancos aparecen debajo,  y  con grandes  letras y una flecha pintada  indicando el agujero decía  fóllame.

El osazo maduro, ciego por el deseo, por la ganas de introducir su miembro en aquel  culo entregado, ofrecido,  se lo arranca de un tirón, ahora le ha debido de  hacer daño al joven se le  ha escapado un  quejido, y la  respuesta  ha sido un  par de azotes  marcándole los dedos en el culo

- Gracias señor, le responde.

- A renglón seguido  le dice,-  mi amo estoy  preparado y  lubricado.
                                                       


El instrumento se acerca , apuntala, se va  hundiendo, sin   prisa pero sin  pausa, imponente si  retroceso, puedo ver la cara del joven el esfuerzo  por adaptase a aquello, debe de  tremendo, su cara está casi desencajada, allí permanece unos instantes, se va  relajando, su rictus  se transforma, se  nota como se va adaptando aquel ser invasor, rompedor, traumático, ahora  ya lo conoce, lo está sintiendo,  el maduro  empieza un pequeño movimiento un ligero retroceso para  volver  a la  posición anterior, cada vez  retrocede un poco más  y vuelta al fondo, así una y otra vez, algunas veces retrocede de tal manera que se sale de  aquella gruta estrecha, oscura,  insaciable y  tragona, ahora  una sonrisa en  la mueca  que muestra  su rostro,  a cada  clavada,  un ufff……, le acompaña,  el amo,  le insulta, le llama de todo, le azote el culo, la follada es ya frenética,  el osazo está como loco, no puede parar, el joven grita, pide más polla, que le rompa , que le reviente  sus jadeos aumenta de frecuencia, de intensidad, ya su voluntad no existe solo  el placer de su amo,  pero  él sabe que su amo es complaciente y  está dándole lo mejor de él ,sintiendo toda su masculinidad en su culo, este  a la vez  empieza a dolerle,  aquello es tremendo y aunque se ve  que no es la primera vez que lo  folla, es tan  brutal la  follada que   le está empezando a hacer mella en el trasero, su agujero  empieza a estar dolorido,  le quema , le escuece, es feliz, y esta sensación sabe que le durará durante  días.
De pronto  el  amo la saca, mis sentidos están  tan acentuados  que  consigo  oír  un glup, al sacar la polla, el  amo se retira,  se quita el condón  y ni tan siguiera necesita  meneársela, cuando la leche  sale disparada sobre  la espalda del esclavo,  unos chorros sobre la piel, otros  sobre el chaleco de cuero  negro  que aún  no se ha quitado, se  da la vuelta   se arrodilla, se saca la polla  y  empieza a lamer aquel trozo de carne que le ha violentado el culo, que le ha dejado dolorido, abierto , lo lame despacio, pasando la lengua por  cada pliego dejando bien limpio, mira  a su amo,  explícitamente  le  autoriza a correrse,  pasa la lengua  por  el capullo de  esa polla tremenda, limpia las  ultimas  gotas de leche, mientras  que de su propio rabo  potente, duro  una explosión de leche cae al suelo, mi propia excitación también ha alcanzado   su mayor momento  y  las descargas de leche salen en de mi polla contra el árbol que me cobija , al suelo, mis propios pantalones, una exclamación  sale  involuntario de mi boca, debe de salir más fuerte de lo que me imagina ya que las dos miradas se dirigen a mí, me ven, me descubren, solo una frase lapidaria del amo.

- Otro punto pajillero.
                                                   

El amo se olvida de mi presencia y dice en voz alta para  que yo  lo oiga.

- Tengo ganas de mear.

- El esclavo  anda de rodillas   el escaso metro que los distancia, abre la boca y  espera el ansiado néctar de su amo.

Yo desde  mi escondrijo, consigo ver  un dorado  chorro entrando en  la boca del esclavo antes de  que la polla  se introduzca en su  interior, después de un largo minuto de descarga apenas veo  unas gotas saliendo por la comisura de los labios.

Después el  macho saca la polla  le da  dos  o tres  golpes con el rabo en  la cara, se acomoda  la  ropa, se guarda la polla y se va.

                                            


Se monta en su moto y cuando  se ha alejado unos metros, le dice  al esclavo:

-  espero que no me hayas  mentido y  te  echaras  otros pantalones  como te advertí,   ja.ja. Ja.

- sonreía  mientras se alejaba con el casco en el brazo.

- metros después para de nuevo.

- por cierto, espero que la próxima llamada  me la responda antes, si no  tendrás que ser castigado severamente.

- El esclavo contesta, - sí señor, lo estaré.

- Con el pantalón  o lo que queda de el   en  los tobillo, su polla chorreando, se vuelve ,mira hacia  donde estoy escondido, se quita el chaleco, ve los goterones de leche , me mira y me dice:
                                                     

-  que ,¿los quieres saborear?.

- Salgo corriendo y al volver la cabeza, veo como  saca la lengua y los lame, los disfruta, los goza, su cara de satisfacción es tremenda, yo confundido, acobardado, llego  hasta el coche, me queda algo más de media hora, pero  después  de esto no creo que  pueda dormir  la siesta.