Un tanto
frustrado , volví a mi tumbona, según me tumbe, una extraña
sensación me invadió, mi rabo totalmente excitado, lubricado
y por el capullo
una gotas de viscoso liquido se
escapaba, en mi culo una sensación similar, húmeda pegajosa, excitante, los últimos rayos de sol
incidían sobre mí ya bien tostado
torso, y un dulce sueño me fue invadiendo.
No sé, si realmente llegue a quedarme dormido, pero imágenes tórridas, desenfrenadas de sexo
morboso con el jardinero
se agolpaban en mi cabeza y me sacaban el raciocinio dejándome hacer y
haciendo alguna cosas impensables en ese momento para mí.
De este duermevela,
me sacó el sonido estridente del teléfono de la casa, sobre la mesita con mi
libro de lectura, tenía un
inalámbrico y mi propio móvil.
- ¿Dígame?
Mi voz debió de ser débil, quejicosa.
Peter, nada más oírme, de modo alarmado me dijo
- ¿Curro, estás
bien?
- Hola Peter, si muy bien gracias, solo que
me has pillado medio dormido
disfrutando de los últimos rayos de sol.
Mientras percibía, como Tito se acercaba de modo
cauteloso, sin hacer ruido, se arrodillaba entre mis piernas y abriendo nuevamente mis nalgas sigue
deleitándose con una fantástica lamida, su lengua oprimía mi esfínter y lo
vencía, su pedazo de carne me perforaba, y se colaba dentro de mí, forzando
mi pared interior a la vez que
una vez tras otra me humedecía internamente mi oscuro
y estrecho túnel.
Volví la cabeza para mirarlo y me
lo encontré desnudo, con su polla sobre el césped, sus huevos colganderos y su
cara radiante de satisfacción, por la degustación de mí ya muy abierto ano.
Con este
soberbio panorama, y el placer
que estaba recibiendo un
ligero gemido se me escapo,
mientras Peter trataba de explicarme
alguna cosa.
- !Curro¡ - volvió a insistir alarmado - ¿Realmente
estas bien?
- Mejor de lo que te
puedas imaginar le contesté.
- Bueno, ya me contarás a la vuelta, pero me parece tan extraño, o tal vez sea
un cruce de línea, pero oigo unos ruidos tan raros.
- Todo bien Peter, no te preocupes - le conteste tratando de impostar la voz.
- Mira se me ha
olvidado comentarte con tanta prisa que el vecino Ciro, nos había invitado a
cenar mañana en la noche.
- Si, ya ha venido
hace un rato a reiterarme la invitación, pero no sabía qué hacer, si
debía aceptarla o no.
- Por supuesto
que sí, es un matrimonio de chicos, pero ojo, seguramente además de
invitarte a cenar, te inviten a algo más.
- Gracias Peter
por la advertencia, pero bueno,
le dije riéndome, ya soy
mayorcito para saber responder.
Las babas del
jardinero resbalaban por la parte
interior de mis muslos, la sensación de
lascivia me inundaba
por momentos, mi polla me
tenía el vientre empapado en
pre-semen y Tito, me saco la polla y los huevos
hacia atrás, y de vez en cuando
bajaba con sus larga, ancha y húmeda
lengua desde mi raja, hasta la punta de
mi nardo, mis huevos no eran ajenos a
este vaivén y la saliva los recubría totalmente.
Solamente,
pude concentrarme unos segundos
en la conversación, para darle
las gracias a mi anfitrión, por la llamada, y preguntarle si el viaje había ido bien.
- Todo muy bien
gracias Curro, disfruta cuanto puedas, pásatelo bien con los
vecinos, y por cierto, no pierdas de vista el cuerpazo
del jardinero, a veces se queda con el torso
desnudo, y es motivo de inspiración, para mis tórridas
noches en solitario.
Una carcajada sonora salió de mi boca, un
pensamiento quisquilloso me invadió. ¿Si tú pudieras ver
ahora mismo?
Mientras nos
despedíamos, como manda la exagerada cortesía inglesa, el jardinero se incorporó, se sentó a
horcajadas sobre la tumbona,
paso mis piernas por encima de las suyas; puso su rabo sobre
mi raja, su capullo sobre mi agujero y cuando esperaba se hundiera en mi interior………..
Sentí su potente descarga de leche
en el agujero de mi cálido ano, era
caliente espesa abundante.
El recipiente
formado por mi raja y mi agujero
sirvieron de vasija a tan
exquisito manjar.
Tito, se alejó un poco, y absorbió
poco a poco cada mililitro de
elixir de vida que había depositado encima de mí.
Después su lengua busco las ultimas gotas, y lo degusto.
Sobre sus labios un cerco viscoso de los restos de su propio semen.
Se arrodillo en
la tumbona de al lado, se puso a cuatro
patas, y con la voz más sensual
y excitante que jamás
haya oído de labios de varón, me
susurró.
- Ahora hazme tuyo, quiero que me folles, y al igual que he hecho yo, me des tu descarga de leche sobre mis nalgas.
Solo oírle, y mis huevos ya se dispusieron a rematar la faena, una excitación tremenda me salió desde lo más profundo
de mi fábrica de leche.
Apuntale
mi dardo sobre el blanco de su diana, empujé, su culo cedió sin dificultad, el muy cabrón,
se había lubricado, mientras yo
dormitaba.
Soltó un fuerte
gemido, se terminó de relamer los
labios de su propia leche, apreté hasta el fondo, me acople, y con uno rápidos movimientos , terminé
mi función, a duras penas me dio
tiempo salir y descargar sobre su espalda y glúteos.
Busco la leche
con los dedos, la llevaba a la la negra diana que marcaba su oscuro
culo, y se masajeaba
suavemente por el exterior con mi
semen.
Mientras me recuperaba de la corrida, un
brusco movimiento realizó, se
tiró sobre el césped boca arriba,
y unos nuevos chorros de leche
descargo sobre su barriga y su
pecho.
Mientras se los
restregaba con la mano derecha y se
acariciaba huevos y culo con la
izquierda, me abordo de nuevo.
- ¿A que no tienes huevos de mearme?
Me agarre la polla
morcillona, la enfoqué a su
pecho y
solté mi dorado líquido, fui dirigiéndolo cada vez más
arriba, su cuello, su barbilla, y al
sentirlo cerca de la boca, la abrió y degustando
otro de mi fluidos,
terminamos esta tarde llena de vicio y depravación
hasta ese momento impensable para mí.