sábado, 25 de mayo de 2013

El Jardinero IV

Un tanto  frustrado , volví a mi tumbona, según me tumbe, una extraña sensación  me invadió, mi  rabo totalmente excitado,  lubricado  y  por  el capullo  una gotas de  viscoso liquido se escapaba, en mi culo  una sensación   similar, húmeda  pegajosa, excitante, los últimos rayos de sol incidían sobre  mí ya   bien  tostado  torso, y un dulce sueño  me  fue invadiendo.
                     


No sé, si realmente llegue a quedarme  dormido, pero imágenes  tórridas, desenfrenadas de  sexo  morboso  con  el jardinero  se agolpaban en mi cabeza  y  me sacaban el raciocinio dejándome hacer y haciendo  alguna cosas  impensables en ese momento  para mí.

De este duermevela,  me sacó el sonido estridente del teléfono de la casa, sobre la mesita  con  mi libro de lectura,  tenía un inalámbrico  y mi propio móvil.

- ¿Dígame?

Mi voz debió de ser débil, quejicosa.

Peter, nada más oírme, de modo alarmado  me dijo

- ¿Curro, estás  bien?

- Hola Peter, si muy bien gracias,  solo que  me has pillado  medio dormido disfrutando de  los últimos rayos de sol.

Mientras percibía, como Tito se acercaba de modo cauteloso, sin hacer ruido, se arrodillaba entre mis piernas  y abriendo nuevamente mis nalgas sigue deleitándose  con una fantástica  lamida, su lengua oprimía mi esfínter  y  lo vencía,  su pedazo de carne  me perforaba, y se colaba dentro de mí, forzando mi pared interior a  la vez  que  una vez tras  otra  me humedecía internamente mi  oscuro  y estrecho túnel.


Volví la cabeza para mirarlo  y  me lo encontré desnudo, con su  polla   sobre el césped, sus huevos colganderos  y  su cara radiante de satisfacción, por la degustación de mí ya  muy abierto ano.

Con este  soberbio panorama,  y  el placer  que estaba recibiendo  un ligero  gemido se me escapo, mientras  Peter trataba de explicarme alguna cosa.

- !Curro¡ - volvió a insistir alarmado - ¿Realmente estas bien?

- Mejor de lo que te  puedas  imaginar le contesté.

- Bueno, ya me contarás a  la vuelta, pero me parece tan extraño,  o tal vez sea  un cruce de línea,  pero oigo  unos ruidos tan raros.

- Todo bien Peter, no te preocupes - le conteste  tratando de impostar la voz.

- Mira se me  ha olvidado comentarte con tanta prisa que el vecino Ciro, nos había invitado a cenar  mañana en  la noche.

- Si, ya ha venido  hace  un rato a reiterarme la  invitación, pero no sabía qué  hacer, si  debía aceptarla  o no.

- Por supuesto  que sí, es un matrimonio de chicos, pero ojo, seguramente además de invitarte a cenar,  te inviten a  algo más.

- Gracias Peter  por la advertencia, pero bueno,  le dije riéndome,  ya soy mayorcito  para saber responder.

Las babas del  jardinero resbalaban  por la parte interior de mis muslos,  la sensación de lascivia  me  inundaba  por momentos, mi polla  me tenía  el vientre  empapado en  pre-semen  y  Tito, me saco la polla  y los huevos  hacia atrás, y  de  vez en cuando  bajaba con sus larga, ancha  y húmeda lengua  desde mi raja, hasta la punta de mi  nardo, mis huevos no eran ajenos a este vaivén y  la saliva  los recubría totalmente.

Solamente,  pude  concentrarme  unos segundos  en  la conversación, para darle las gracias a mi anfitrión,  por  la llamada, y   preguntarle si el viaje había ido bien.

- Todo muy bien  gracias Curro, disfruta cuanto puedas, pásatelo bien con los vecinos,  y  por cierto, no pierdas de vista el cuerpazo del  jardinero, a veces se queda con el  torso  desnudo,  y  es motivo de inspiración, para mis tórridas noches en solitario.

Una carcajada sonora salió de mi boca, un pensamiento  quisquilloso  me invadió. ¿Si tú  pudieras ver   ahora mismo?

Mientras  nos despedíamos, como  manda la  exagerada cortesía inglesa, el jardinero  se incorporó, se sentó  a  horcajadas sobre la tumbona,  paso  mis piernas  por encima de las suyas; puso su rabo sobre mi raja, su capullo sobre mi agujero y cuando esperaba se hundiera en mi  interior………..

Sentí su potente descarga  de leche  en el agujero de  mi cálido  ano, era  caliente espesa abundante.

El recipiente  formado  por mi raja  y mi agujero  sirvieron  de vasija a tan exquisito manjar.

Tito, se alejó un poco,  y absorbió  poco a  poco cada  mililitro de  elixir de vida que había depositado encima de mí.

Después su lengua busco  las ultimas gotas, y lo degusto.

Sobre sus labios un cerco viscoso de  los restos de su propio semen.

Se arrodillo en  la tumbona de al lado, se puso a cuatro  patas,  y con la voz más sensual y  excitante  que jamás  haya oído de  labios de varón, me susurró.

- Ahora hazme tuyo, quiero que me folles,  y al igual que he hecho yo,  me des tu descarga de leche sobre  mis nalgas.


Solo oírle, y mis huevos ya se dispusieron  a rematar la faena,  una excitación  tremenda me salió desde lo más profundo de  mi fábrica de leche.

Apuntale  mi  dardo  sobre el blanco de su diana, empujé,  su culo cedió sin dificultad, el muy cabrón, se había lubricado,  mientras  yo  dormitaba.

Soltó un fuerte  gemido,  se terminó de relamer los labios de  su propia leche, apreté  hasta el fondo, me acople,  y con uno rápidos movimientos  , terminé  mi función, a duras penas  me dio tiempo  salir y descargar  sobre su espalda  y glúteos.


Busco  la leche con los dedos, la llevaba a la la negra diana que marcaba su  oscuro  culo, y se masajeaba  suavemente  por el exterior con mi semen.

Mientras me recuperaba de la corrida,  un  brusco movimiento  realizó, se tiró  sobre el césped  boca arriba,  y unos nuevos chorros de leche  descargo sobre su  barriga y su pecho.


Mientras  se los restregaba  con la mano derecha y se acariciaba huevos y culo  con la izquierda,  me  abordo de nuevo.

- ¿A que no tienes huevos de mearme?

Me agarre la polla  morcillona,  la enfoqué a su pecho  y  solté  mi  dorado líquido, fui dirigiéndolo cada vez más arriba, su cuello, su barbilla, y  al sentirlo cerca de la boca,  la abrió  y degustando  otro de mi  fluidos, terminamos  esta tarde llena de vicio  y depravación  hasta ese momento impensable para mí.


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