Creo que este va a ser un verano, muy diferente.
Cuando abrí, los ojos, me lo encontré delante de mí,
con el peto casi por los tobillos, y
dándose la vuelta, y poniéndome
su peludo culo delante de la
cara, me grito.
Ahora ¡huéleme el culo y lámelo¡
Al acercarme un
fuerte olor a sudor me reprimió seguir
avanzando, pero una gran manaza, me
agarraba mientras de modo imperioso,
me decía
- ¿ERES SORDO O QUE? !!!!
PERRAKO. ¡¡¡¡
Ante su
imperante vozarrón, obedecí de modo
automático, al principio el fuerte olor
me repugno.
No, no era la primera vez que comía
un culo, pero siempre recién lavado, incluso habiéndonos duchado juntos, pero así, después de un largo día de
trabajo, aunque no estaba sucio, el olor
acido, fuerte, a macho resudado, me
removió un poco el estómago, pero su voz,
me obligaba y yo me sentía
obligado a responder a su
demanda.
- ¡NO SIENTO TÚ
LENGUA CABRÓN¡
A punto estuve
de dejar allí, esta sesión, pero algo me obligaba a
continuar adelante, me acerque aún
más, le mordisquee ligeramente los
glúteos, morenos, duros, redondos, levantados, pero él seguía gritando
- !A QUE ESPERAS¡
Saque tímidamente mi lengua y la acerque
a su apretado esfínter.
Era redondo, como estriado, de un color oscuro intenso, casi negro.
Al entra en contacto
mi lengua y su agujero,
un sabor amargo y un tacto, suave aterciopelado inundaron mis
sentidos.
Pero quien
maneja ya mi cerebro no era yo, era el puro vicio, el morbo incontrolado,
que me obligaban a oprimir una y otra
vez mi lengua contra ese escudo
infranqueable, me alejaba escupía, pasaba mi lengua por toda su raja, para
después tratar de abrirlo de nuevo con
mi propia lengua, e insistir nuevamente.
El olor me embriagaba,
y me daba renovadas fuerzas
para degustarlo nuevamente, para jugar
con mi lengua lo más dentro que
podría y dar placer a mi macho.
Se volvió hacia
mí, y
mirando con desprecio, me soltó.
- NI COMER UN CULO DE MACHO SABES, AHORA VERAS.
Me levanto bruscamente del suelo, me puso de rodillas sobre el brazo del sofá,
y arrodillándose detrás de mí, me
dio dos buenos manotazos en cada nalga,
me las abrió en canal, con esas manazas grandes y robustas, y escupiendo un espeso gargajo, comenzó a
restregar la lengua por mi agujero.
No le hizo mucha falta
oprimir, mi agujero sin
mucha demora cedió.
- VES CABRÓN, COMO SE
HACE.
Yo ni tan siquiera pude contestarle, debía de tener los ojos en blanco, todo mi cuerpo se
estremecía por la excitación, me mordía los labios y sobre todo sentía.
Sentía como mi
esfínter cada vez más dilatado
cedía y cedía, como ese pedazo de carne
brutal, húmedo, salvaje, se iba metiendo
cada vez más en mis entrañas, y como
tras darme con las dos manos abiertas, un fuerte golpe
en las nalgas, su lengua se quedó
atrapado en mi interior.
Ahora ya no
quería entrar ni salir, era un
movimiento rotativo en mi interior, que como potente broca de acero, abría cada vez un boquete más dilatado.
Saco su
sutil herramienta de mi interior,
escupió de nuevo, me masajeo suavemente con la lengua mí ya más que
abierto culo, y acercándome sus
labio sentí como me insuflaba aire en mi interior, como si mi culo de un globo
se tratara.
Fue otra nueva sensación para mí, note como mi culo abierto, se expandía ante la presión
del aire, y como después aprovechado la circunstancia su lengua me
hurgaba mucho más dentro, yo no podía
hacer nada, no podía rechistar,
solo obedecer, dejarme hacer y sentir.
Repitió la operación, tres o cuatro veces,
después me reconfortaba con su
lengua y llegaba casi a
un nuevo orgasmo.
Minutos después, un fuerte dolor de barriga, un
deseo irrefrenable de soltar tanto aire, me vino de pronto, casi sin darme cuenta,
solo pude decir.
No aguanta se me escapa…..
Como un poseso, me agarro de las caderas, metió su
nariz entre mi raja, casi dentro de mi
agujero y recibió mi fétida descarga.
Entre avergonzado y temeroso, me volví
para mirarle y disculparme, pero
en su cara, con los ojos cerrados una
satisfacción plena inundaba su relajado gesto.
Una vez difuminado el escape, hizo una última
inhalación, y me volvió a atacar el contorno con su lengua, lo hacía despacio,
recreándose, como no dejando escapar
nada en el entorno de mí ya muy húmedo agujero.
Se levantó, escupió
sobre su capullo, y lo masajeó con sus dedos, me azotó nuevamente mis
coloradas nalgas y sin más preámbulos se clavó en mí.
Esperaba fuertes
embestidas, soñaba con una follada salvaje, pero después de permanecer
un rato en mi interior y moverse en forma circular, saco su polla, me apretó las nalgas, dejándome una sensación
pegajosa en mi raja, y mientras se subía el peto, me dijo.
Vete a tomar el sol, yo tengo que terminar, luego
antes de irme te veo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario