EL MOTERO
Allí
entre los pinos en la frondosidad ,
siguiendo un camino de tierra
me ha traído hasta aquí, me he metido
por un hueco y el coche
queda bastante resguardado de las miradas, tumbo un poco le asiento, me aflojo el
cinturón del pantalón y me preparo
para dormitar un ratillo.
No habían
pasado más de cinco minutos,
cuando un ruido bronco me hace abrir los
ojos, he incorporarme, era una moto, va
por un camino paralelo al que yo
había escogido.
Parece
un tío alto y bastante delgado, se baja de la moto, da una vuelta y
contra un árbol, se sienta y enciende un cigarrillo.
Unos
minutos después llega una segunda moto, cuando
llega al lugar donde está el primero
se baja, este será de la misma estatura, algo más de metro ochenta, pero en este caso corpulento, fuerte, un
armario ropero como se suele decir.
Espero expectante
lo que suceder, pero los movimiento no me cuadran con lo
que un saludo o lo que un recibimiento es lógico
para
El
primero en llegar se había quitado el
casco, estaba rapado, con un gran
perilla, y como un gatito, va de
rodillas despacio acercándose al otro
tío, al llegar a su lado, le besa
las botas, se las lamer y nunca levanta
la cabeza.
No
puedo creerme la situación, es el lugar de encuentro de un amo con su
esclavo, y tal vez me obsequien
con una escena de sexo inimaginable para
mí, miro alrededor, creo que ellos
no pueden ver el coche desde donde están, pero tal vez
yo si quiero ser espectador de
primera fila tenga que acercarme un poco
más.
Me
impacta la situación, me da un poco de
corte, pero un espectáculo así, normalmente
no lo encuentras.
Salgo
del coche despacio, silenciosamente,
solo he cogido las llaves, no cerrare la puerta para no hacer ruido, me
acerco por el lado que tienen más complicado verme.
Desde
mi escondrijo, no solo puedo ver toda la escena perfectamente, además oigo.
La
actitud del sumiso es de entrega total, allí, de rodillas, lamiéndoles las
botas, el otro, le insulta, le humilla disfruta; de vez en cuando levanta un pie y le
pisa la cabeza, no puedo ver muy bien la situación, pero oigo al sumiso darle
las gracias por pisarla la cabeza, creo que estoy alucinando,
no sé si
me gusta o me repugna,
pero algo me mantiene allí fijo sin
parpadear, sin respirar
siquiera para no perderme detalle.
Por
fin el amo, el segundo motero, se quita
el casco, es un tío maduro, sobre los cincuenta, pero corto muy rizado, y un
gran bigotón,
Le
levanta del suelo, le besa, le
aleja la cara le
obliga a abrir la boca y le escupe en el interior.
Ahora cabrón arrodíllate y cómeme la polla, ya me conoces y sabes cómo quiero, si
me haces disfrutar, tendrás más,
si no simplemente me correré y aquí te quedas, así que tú decides.
Está
claro que el más joven sabe muy
bien de lo que habla su amo, se
agacha despacio, como si todo fuera ralentizado, se arrodilla, lame por encima
del pantalón del cuero el paquete , lo mordisquea, eleva la mirada como pidiendo permiso y poco
a poco baja la cremallera, saca
el rabo lo besa, lo huelo, sigue buscando
en el interior del pantalón,
y un par de huevos de toro
aparecen, los coge con ambas manos, su lengua
los lametea, los besa, los idolatra, se los mete en la boca, mientras le masturba, !joder con excitación
del momento no había visto el
tamaño de ese instrumento¡, aún no está totalmente duro y son más
de 20 cm, mucho más, pensé que esas cosas
no eran normales, pero veo que sí ,que las hay .
Se
saca los huevos de la boca y lentamente
va besando la polla desde los huevos hasta
el capullo, al llegar allí, saca la lengua, lo lame, lo besa, se lo mete
en la boca, y poco a poco,
muy lentamente aquel inmenso aparato se va perdiendo en la
cavidad del joven, sin parar, hasta el final, una vez que la
nariz choca con la piel de su amo lo agarra
del culo y permanece allí unos segundo, a mí me da la impresión que el tiempo se para, se detiene ,ahora se va retirando, una polla mucho más dura se va retirando de la
boca, con una capa de saliva tremenda, así hasta salir
y descolgarse, por su propio
peso, aquello brillaba, era
apoteósico, no tenía una rigidez
excesiva , pero impresionaba, el esclavo
vuelve a repetir la operación una y otra
vez, cada vez que aquella polla salía de la boca, se veía más fuerte, más dura, al salir ya
no caía
por su propio peso, a cada ciclo,
la polla apareció más imponente, yo estoy
pajeándome como un mono, vuelve a salir aquel rabo,
ya apunta al frente sin
problemas, tiene el máximo esplendor, pero el esclavo sabe que
esperan más de él y sigue
tragando, una , dos , tres veces más, ahora aparece el rabo
ya impetuoso alumbrando al cielo,
es el momento le dice, lo levanta , lo abraza,
lo besa tiernamente, tengo la impresión que es
el momento de cambiar de tercio y
no me
engaña mi percepción.
Lo
arrastra hasta un árbol
próximo, joder tengo que cambiar
de posición si quiero seguir viendo, ahora solo
los veo de espalda, y no quiero
perderme detalle.
Mis
movimientos son lentos, me acerco un poco más
y consigo el ángulo de
visión justo, perfecto, es el sitio más
adecuado, oigo al amo decir,
- ¿Has
traído lo que te he dicho?
- Un
escueto - si mi amo,- le responde
Le
eleva las manos, las apoya sobre el
árbol, le hace abrir un poco las piernas y sacar el culo para afuera,
mi polla está babeando ante esta visión, y mi mano
no deja de manipularla, si siguen mucho más me correré sin darme cuenta.
Ahora le está dando unos azotes en el culo, a cada azote el joven
le da las gracias, el amo se calienta cada vez más, su polla me lo dice, para, se retira un momento y le
observa lentamente.
En el pantalón vaquero que llevaba el
esclavo, se apreciaba una raja a la
altura del muslo y allí se dirigían ya las
manos del amo ; un tirón fuerte lo termino de rajar, una raja que iba
de una a otra pierna, hasta las costuras
laterales, entonces con más
violenta tira hacia arriba, hasta la cinturilla, yo casi alucino, mi
excitación es extrema, casi me corro en
este momento, un nuevo tirón, termina de
arrancar toda la culera del pantalón, la polla del tío maduro ahora ya babea, luce orgulloso su esplendor en la
punta unas gotas de presemen aparecen, casi puedo olerlo, mis sentidos se acentúan ,no distingo bien
entre la realidad y lo que
me imagino, o tal vez en este
caso es
lo mismo.
Se
vuelve a retirar un poco, yo alucino
ahora con la visión un culo perfectamente encuadrado en aquella apertura artificial del vaquero, unos calzoncillo blancos aparecen debajo, y con
grandes letras y una flecha pintada indicando el agujero decía fóllame.
El
osazo maduro, ciego por el deseo, por la ganas de introducir su miembro en
aquel culo entregado, ofrecido, se lo arranca de un tirón, ahora le ha debido
de hacer daño al joven se le ha escapado un quejido, y la
respuesta ha sido un par de azotes
marcándole los dedos en el culo
- Gracias
señor, le responde.
- A
renglón seguido le dice,- mi amo estoy
preparado y lubricado.
El
instrumento se acerca , apuntala, se va
hundiendo, sin prisa pero
sin pausa, imponente si retroceso, puedo ver la cara del joven el
esfuerzo por adaptase a aquello, debe
de tremendo, su cara está casi
desencajada, allí permanece unos instantes, se va relajando, su rictus se transforma, se nota como se va adaptando aquel ser invasor,
rompedor, traumático, ahora ya lo
conoce, lo está sintiendo, el
maduro empieza un pequeño movimiento un ligero
retroceso para volver a la
posición anterior, cada vez retrocede
un poco más y vuelta al fondo, así una y
otra vez, algunas veces retrocede de tal manera que se sale de aquella gruta estrecha, oscura, insaciable y
tragona, ahora una sonrisa
en la mueca que muestra
su rostro, a cada clavada,
un ufff……, le acompaña, el
amo, le insulta, le llama de todo, le
azote el culo, la follada es ya frenética,
el osazo está como loco, no puede parar, el joven grita, pide más polla,
que le rompa , que le reviente sus
jadeos aumenta de frecuencia, de intensidad, ya su voluntad no existe solo el placer de su amo, pero él
sabe que su amo es complaciente y está
dándole lo mejor de él ,sintiendo toda su masculinidad en su culo, este a la vez
empieza a dolerle, aquello es
tremendo y aunque se ve que no es la
primera vez que lo folla, es tan brutal la follada que
le está empezando a hacer mella en el trasero, su agujero empieza a estar dolorido, le quema , le escuece, es feliz, y esta
sensación sabe que le durará durante
días.
De
pronto el amo la saca, mis sentidos están tan acentuados que
consigo oír un glup, al sacar la polla, el amo se retira, se quita el condón y ni tan siguiera necesita meneársela, cuando la leche sale disparada sobre la espalda del esclavo, unos chorros sobre la piel, otros sobre el chaleco de cuero negro
que aún no se ha quitado, se da la vuelta
se arrodilla, se saca la polla y empieza a lamer aquel trozo de carne que le
ha violentado el culo, que le ha dejado dolorido, abierto , lo lame despacio, pasando
la lengua por cada pliego dejando bien
limpio, mira a su amo, explícitamente le
autoriza a correrse, pasa la
lengua por el capullo de
esa polla tremenda, limpia las
ultimas gotas de leche,
mientras que de su propio rabo potente, duro
una explosión de leche cae al suelo, mi propia excitación también ha
alcanzado su mayor momento y las descargas
de leche salen en de mi polla contra el árbol que me cobija , al suelo, mis
propios pantalones, una exclamación
sale involuntario de mi boca,
debe de salir más fuerte de lo que me imagina ya que las dos miradas se dirigen
a mí, me ven, me descubren, solo una frase lapidaria del amo.
- Otro
punto pajillero.
El
amo se olvida de mi presencia y dice en voz alta para que yo
lo oiga.
-
Tengo ganas de mear.
-
El esclavo anda de rodillas el escaso metro que los distancia, abre la
boca y espera el ansiado néctar de su
amo.
Yo
desde mi escondrijo, consigo ver un dorado
chorro entrando en la boca del
esclavo antes de que la polla se introduzca en su interior, después de un largo minuto de
descarga apenas veo unas gotas saliendo
por la comisura de los labios.
Después
el macho saca la polla le da
dos o tres golpes con el rabo en la cara, se acomoda la
ropa, se guarda la polla y se va.
Se
monta en su moto y cuando se ha alejado
unos metros, le dice al esclavo:
- espero que no me hayas mentido y
te echaras otros pantalones como te advertí, ja.ja.
Ja.
-
sonreía mientras se alejaba con el casco
en el brazo.
-
metros después para de nuevo.
-
por cierto, espero que la próxima llamada
me la responda antes, si no
tendrás que ser castigado severamente.
- El
esclavo contesta, - sí señor, lo estaré.
- Con
el pantalón o lo que queda de el en
los tobillo, su polla chorreando, se vuelve ,mira hacia donde estoy escondido, se quita el chaleco,
ve los goterones de leche , me mira y me dice:
- que ,¿los quieres saborear?.
- Salgo
corriendo y al volver la cabeza, veo como
saca la lengua y los lame, los disfruta, los goza, su cara de
satisfacción es tremenda, yo confundido, acobardado, llego hasta el coche, me queda algo más de media
hora, pero después de esto no creo que pueda dormir
la siesta.
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