Abrí los ojos, me concentré en analizar
mi alrededor y descubrí en efecto, que eramos
cinco los tíos que estábamos en la estancia, el que me follaba la boca, el del supermercado y dos mas jovencitos que se tocaban el paquete descaradamente ante
la situación que les ofrecíamos.
Me clavo su polla hasta los
huevos, sus huevos se
estremecían y mientras de manera mas
violenta me sujetaba la
cabeza, mi boca se inundo nuevamente, pero esta
vez del néctar de vida.
Se guardo la polla, mientras miraba a
los otro y les decía, es todo vuestro.
El del supermercado estaba
tumbado sobre la cama, con la polla en
la mano, y apenas sin reaccionar, yo lamiendo
de mis labios los últimos restos de la lefa recibida, cuando uno de los
jovencitos me arrastro hasta el camastro,
el otro me despojo de la ropa de cintura para arriba, mientras el primero al
llegar al borde de la cama me empujo la
cabeza contra el pollón del morito del supermercado, a través de sus bragueta
exhibía orgulloso un enorme rabo de cabeza brillante y reluciente por el presemen que
rebosaba de su capullo,
conocía de antemano mi destino, y por fin mis sueños mas tórridos , mis sueños
húmedos y llenos de fantasía se
estaban plasmando.
Por unos minutos estaba dejando de
ser el machito del corral para convertirme en la puta de estos cuatros
marroquíes, de sus olores de sus jerga, era su juguete, su entretenimiento y
estaba disfrutando como nunca.
Por momentos no sabia si me había
ocurrido o estaba punto de correrme, pero lo que si recuerdo es un hilo que colgaba continuamente de mi polla
y los huevos a punto de reventar.
El moro del supermercado me agarro de la nuca, apretó fuertemente mi cabeza contra su polla y la
sentí tan dentro de mi boca que por
momentos pensé que me asfixiaría, me
aflojo la presión sobre la cabeza,
la eleve tomé aire, y como
por resorte de su mano, aunque
ahora de forma voluntaria me volví a
clavar en lo mas profundo de la garganta este
instrumento de placer, sus huevos bajo mi nariz, era la inspiración
contante, la inhalada profunda del
elixir del vicio , como si del mas poderoso poppers del mercado se
tratara.
Lleve disimuladamente mi mano derecha a su ingle y mientras le acariciaba los huevos la roce, imprimiéndola de sus olores mas salvajes, y al sacar
ligeramente la polla de mi boca, la lleve a mi nariz, obteniendo así un nuevo colocón, un nuevo empuje salvaje,
que me preparase para lo que la aventura me depararía en le futuro más inmediato..
Los otros dos jóvenes estaban detrás de mi, tratando de
quitarme el cinturón de los vaqueros, mientras el patriarca, el que ya me había usado estaba
instalado en un raído y
sucio sillón, traído de las basuras seguramente, donde se consideraba el rey del mundo, observando este
inaudito espectáculo desde la primera fila.
Yo seguía ensimismado
comiendo este rabo, a aveces de
forma más que voluntaria, otras forzado por la presión de estas manazas oscuras, grandes, sucias y ásperas que se obsesionaban como clavar su polla lo más dentro de mi garganta,
mientras sus huevos chocaban una y otra
vez contra mi nariz que trataba de
mantener lo mas alerta posible, para gozar de cada inhalación de
cada respiro, de cada ahogo, potenciándolo y llevándome por segundos al
clímax de los sentidos.
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