lunes, 22 de julio de 2013

La cita.

LA CITA

Era  la tercera  o cuarta vez, que me entraba por la página de TUAMO, no tenía foto de cara, y siempre le daba largas, aunque aseguraba, que ya habíamos follado más de una vez y  le daba mucho morbo.

En las fotos de cuerpo era espectacular,  peludo como me gusta, buen culo, patorras  y  un pollón de miedo, que claro esta me importa  un bledo, pero eso sí, unos buenos huevos  para  retorcer, castigar y  golpear.


Según el, habíamos follado  siempre, en el  local de  Malasaña, y por fin después de mucho insistir, esta tarde hemos quedado.

A las cuatro en punto  ya estaba desnudándome, ya se sabe, que en este local como mucho, te puedes dejar los gayumbos, y  los miércoles ni eso, salvo que lleves suspensorio.

Me estaba tomando mi café, como siempre, cuando  llego un viejo conocido, al que me gusta usar a mi antojo, y al llegar a mi altura, no solo me saluda, si no que me dice,  “soy yo”.

Me costó unos segundos reaccionar, pero  ahora  sé  lo que le va, y hasta donde puedo llegar, sin temor a pasarme.

Joder  tío, no te hubiera relacionado  ni de coña, con el perfil, pero sí, tenías razón  hemos follado algunas veces, y  hoy  tendremos una tarde caliente.

El tío,  casi calvo,  metro ochenta, unos setenta  y cinco kilos,  y tal como dije antes según las fotos,  buenas  piernas, fantástico culo y  una polla  y un par de huevos  de toro,  el muy cabrón, solo   con oírme lo de la tarde muy caliente, ya se había puesto burro, y  el pedazo de carne que le colgaba, era  la atención de todos los mariquitas del local que van  buscando cantidad.

Una vez reconocido, empezaba el juego, y el cabrón  estaba como  corderito detrás de mí, yo le ponía de rodillas alguna que otra vez, le daba poppers , y  le ahogaba  con mi polla hasta el fondo de la garganta,  le mantenía la cabeza bien apretada y cuando veía  las lágrimas  resbalar  por los lagrimales  le soltaba, diciéndolo  que no valía ni para tragar polla.


Volvía a  la barra  a tomar mi copa, o  me metía en el cuarto  oscuro a jugar con otros clientes.

Hoy la atracción es un  italiano, musculado, de unos  35 años, rapado,  perilla  marcada , pero muy recortada,  grandes pezones,  culo potente, y piernas trabajadas de gimnasio, su estatura estaría sobre el metro ochenta y cinco, y más de ochenta kilos de peso.
Llevaba  puesto  un suspensorio blanco, que mostraba  un culo  blanco, en 

contraste con  la piel bronceada del resto del cuerpo, cuando llegue al local, solo había tres tíos y él, y  nada más verme vino al cuarto  oscuro detrás de mí,  y  me comió la polla hasta los huevos, mientras ponía el culo  para que se lo masajearan  todos los demás mientras  me destrozaba la polla  a lametones.
El muy cabrón, llevaba un frasco de poppers, de esos cuadrados  que traen los ingleses, y que me pone todo burro.



La segunda vez , que  me deshice del perrako de mi cita, me  volví a liar con él  en el cuarto  oscuro , estaba amorrado a la polla de un perilla, bastante conocido, con el que   yo me morreaba  y  mientras me ponía  un condón, el me acariciaba los pezones .

El italiano al sentir  mi polla  ensalivada  en la estrada de su culo, arqueo las piernas y  colocándose a mi altura, facilito que me  hundiera de un solo golpe  hasta los huevos, el pollón del perillas, no le dejaba gemir, con lo  que  un  ruido  gutural  salía de su boca, cada vez que  le golpeaba con mis huevos  en las nalgas y  le azotaba  fuertemente las posaderas.


Después de la clavada,  sacaba el poppers, y sin compartirlo,  inhalaba profundamente.

Mi perrako  se acercó,   al verme  como follaba a  otro tío y arrodillándose detrás de mí,  me abrió las nalgas,  y según me follaba al  pasivazo italiano, lamia mi culo.

Al retroceder de cada follada, mis nalgas se relajaban, mi culo quedaba abierto y el perrako, metía su lengua, una y  otra vez.

Cuando estaba a punto de correrme, saqué mi polla, me quite del medio  y  el culo abierto de mis pollazos, estaba delante de su boca,  le empuje hacia él, le di poppers y allí se quedó,  lamiendo y relajando el abierto agujero del italiano  tras mi follada.


Mientras el perilla  y yo seguíamos  morreándonos  y acariciando nuestros cuerpos, hasta que un rapado, con un tatuaje en el hombro se enredó con el perilla  y salí a seguir tomando mi copa.

En la barra  estaba Santi, un viejo conocido del local y de sexo desde hace muchos años, sentado en la banqueta con un suspensorio, y sus glúteos sacados hacia afuera,  me provocaron  que el  saludo fuera  un manotazo en una de sus nalgas, después  me acompaño  al cuarto oscuro,  y al  incorporarse el perrako de la cita, le pusimos en medio de los dos, y el dimos caña a tope, Santi  le machacaba los pezones y  le azotaba los pechos, de vez en cuando  le sujetaba de la nuca, le obligaba a abrir  la boca  y  la  llenaba de saliva.



Yo mientras, le azotaba las nalgas, le  machacaba la polla y le golpeaba  los huevos, su rabo, como respuestas a nuestros estímulos cada vez, estaba  más dura  y potente.

Le cogí de la cintura, lo doble a la altura de la polla de Santi, y  mientras le comía el rabo,  le  puse saliva en el culo, me enfunde la polla y  lo folle de manera salvaje.


Santi no pudo más, le  lefó  la cara,  y se fue a lavar, yo le cogí, y  lo  puse con las manos sobre la litera , le puse el frasquito de Poppers  en la  nariz,  y  le volví a  romper el culo sin consideración de ningún tipo, hasta  llevarme a punto del orgasmo, en ese momento, lo empuje  sobre la litera, y  me marche.

Después de terminar mi copa, y pensando en irme a casa, me fui a mear, cuando me estaba colocando, el perrazo apareció de nuevo como un moscón,  me lo pensé mejor,  lo lleve  al retrete, lo senté sobre la taza, y  gritándole, abre la boca, mientras le daba un par de ostias, libere mi chorro  de meos y enfoque su cara, abrió la boca, y  la llene, el tío tragaba , de vez en cuando se le salía, corría  por su peludo pecho y bajaba  por su vientre, su rabo y  huevos  hasta la taza, desenfoqué  el chorro,  y  apunte su pecho, ahora  le ponía totalmente perdido, y  el cabrón  sacaba la lengua y se relamía  mientras tanto, me pidió poppers, y tras la inhalación, lo deje allí sentado, terminando de disfrutar de las ultimas gotas  que aun resbalaban por su piel.


Cuando estaba terminando de vestirme salió a despedirme y a recordarme, que  le había prometido  lefarle la cara.

Yo, alzando la voz, para que lo oyeran  los que estaban cerca le conteste:

YA TE HE DICHO, QUE CUANDO CONSIDERE QUE TE LO MERECES TE LO DARÉ EN LA CARA.


Me termine de vestir y salí del local, mientras estaba escribiendo el relato, he recibido un mensaje, es él, me dice  que aún  tiene el olor de mi orín en su cuerpo y se ira a la cama sin ducharse.

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