LA CITA
Era la tercera
o cuarta vez, que me entraba por la página de TUAMO, no tenía foto de
cara, y siempre le daba largas, aunque aseguraba, que ya habíamos follado más
de una vez y le daba mucho morbo.
En
las fotos de cuerpo era espectacular,
peludo como me gusta, buen culo, patorras y un
pollón de miedo, que claro esta me importa
un bledo, pero eso sí, unos buenos huevos para
retorcer, castigar y golpear.
Según
el, habíamos follado siempre, en el local de
Malasaña, y por fin después de mucho insistir, esta tarde hemos quedado.
A
las cuatro en punto ya estaba desnudándome,
ya se sabe, que en este local como mucho, te puedes dejar los gayumbos, y los miércoles ni eso, salvo que lleves
suspensorio.
Me
estaba tomando mi café, como siempre, cuando
llego un viejo conocido, al que me gusta usar a mi antojo, y al llegar a
mi altura, no solo me saluda, si no que me dice, “soy yo”.
Me
costó unos segundos reaccionar, pero
ahora sé lo que le va, y hasta donde puedo llegar, sin
temor a pasarme.
Joder tío, no te hubiera relacionado ni de coña, con el perfil, pero sí, tenías
razón hemos follado algunas veces,
y hoy
tendremos una tarde caliente.
El
tío, casi calvo, metro ochenta, unos setenta y cinco kilos, y tal como dije antes según las fotos, buenas
piernas, fantástico culo y una
polla y un par de huevos de toro,
el muy cabrón, solo con oírme lo
de la tarde muy caliente, ya se había puesto burro, y el pedazo de carne que le colgaba, era la atención de todos los mariquitas del local
que van buscando cantidad.
Una
vez reconocido, empezaba el juego, y el cabrón
estaba como corderito detrás de mí,
yo le ponía de rodillas alguna que otra vez, le daba poppers , y le ahogaba
con mi polla hasta el fondo de la garganta, le mantenía la cabeza bien apretada y cuando
veía las lágrimas resbalar
por los lagrimales le soltaba,
diciéndolo que no valía ni para tragar
polla.
Volvía
a la barra a tomar mi copa, o me metía en el cuarto oscuro a jugar con otros clientes.
Hoy
la atracción es un italiano, musculado,
de unos 35 años, rapado, perilla
marcada , pero muy recortada,
grandes pezones, culo potente, y
piernas trabajadas de gimnasio, su estatura estaría sobre el metro ochenta y
cinco, y más de ochenta kilos de peso.
Llevaba puesto
un suspensorio blanco, que mostraba
un culo blanco, en
contraste
con la piel bronceada del resto del
cuerpo, cuando llegue al local, solo había tres tíos y él, y nada más verme vino al cuarto oscuro detrás de mí, y me
comió la polla hasta los huevos, mientras ponía el culo para que se lo masajearan todos los demás mientras me destrozaba la polla a lametones.
El
muy cabrón, llevaba un frasco de poppers, de esos cuadrados que traen los ingleses, y que me pone todo
burro.
La
segunda vez , que me deshice del perrako
de mi cita, me volví a liar con él en el cuarto
oscuro , estaba amorrado a la polla de un perilla, bastante conocido,
con el que yo me morreaba
y mientras me ponía un condón, el me acariciaba los pezones .
El
italiano al sentir mi polla ensalivada
en la estrada de su culo, arqueo las piernas y colocándose a mi altura, facilito que me hundiera de un solo golpe hasta los huevos, el pollón del perillas, no
le dejaba gemir, con lo que un
ruido gutural salía de su boca, cada vez que le golpeaba con mis huevos en las nalgas y le azotaba
fuertemente las posaderas.
Después
de la clavada, sacaba el poppers, y sin
compartirlo, inhalaba profundamente.
Mi
perrako se acercó, al
verme como follaba a otro tío y arrodillándose detrás de mí, me abrió las nalgas, y según me follaba al pasivazo italiano, lamia mi culo.
Al
retroceder de cada follada, mis nalgas se relajaban, mi culo quedaba abierto y
el perrako, metía su lengua, una y otra
vez.
Cuando
estaba a punto de correrme, saqué mi polla, me quite del medio y el
culo abierto de mis pollazos, estaba delante de su boca, le empuje hacia él, le di poppers y allí se
quedó, lamiendo y relajando el abierto
agujero del italiano tras mi follada.
Mientras
el perilla y yo seguíamos morreándonos
y acariciando nuestros cuerpos, hasta que un rapado, con un tatuaje en
el hombro se enredó con el perilla y salí
a seguir tomando mi copa.
En
la barra estaba Santi, un viejo conocido
del local y de sexo desde hace muchos años, sentado en la banqueta con un
suspensorio, y sus glúteos sacados hacia afuera, me provocaron
que el saludo fuera un manotazo en una de sus nalgas, después me acompaño
al cuarto oscuro, y al incorporarse el perrako de la cita, le
pusimos en medio de los dos, y el dimos caña a tope, Santi le machacaba los pezones y le azotaba los pechos, de vez en cuando le sujetaba de la nuca, le obligaba a abrir la boca
y la llenaba de saliva.
Yo
mientras, le azotaba las nalgas, le
machacaba la polla y le golpeaba
los huevos, su rabo, como respuestas a nuestros estímulos cada vez,
estaba más dura y potente.
Le
cogí de la cintura, lo doble a la altura de la polla de Santi, y mientras le comía el rabo, le
puse saliva en el culo, me enfunde la polla y lo folle de manera salvaje.
Santi
no pudo más, le lefó la cara,
y se fue a lavar, yo le cogí, y
lo puse con las manos sobre la
litera , le puse el frasquito de Poppers
en la nariz, y le
volví a romper el culo sin consideración
de ningún tipo, hasta llevarme a punto
del orgasmo, en ese momento, lo empuje
sobre la litera, y me marche.
Después
de terminar mi copa, y pensando en irme a casa, me fui a mear, cuando me estaba
colocando, el perrazo apareció de nuevo como un moscón, me lo pensé mejor, lo lleve
al retrete, lo senté sobre la taza, y
gritándole, abre la boca, mientras le daba un par de ostias, libere mi
chorro de meos y enfoque su cara, abrió
la boca, y la llene, el tío tragaba , de
vez en cuando se le salía, corría por su
peludo pecho y bajaba por su vientre, su
rabo y huevos hasta la taza, desenfoqué el chorro,
y apunte su pecho, ahora le ponía totalmente perdido, y el cabrón
sacaba la lengua y se relamía
mientras tanto, me pidió poppers, y tras la inhalación, lo deje allí sentado,
terminando de disfrutar de las ultimas gotas
que aun resbalaban por su piel.
Cuando
estaba terminando de vestirme salió a despedirme y a recordarme, que le había prometido lefarle la cara.
Yo,
alzando la voz, para que lo oyeran los
que estaban cerca le conteste:
YA
TE HE DICHO, QUE CUANDO CONSIDERE QUE TE LO MERECES TE LO DARÉ EN LA CARA.
Me
termine de vestir y salí del local, mientras estaba escribiendo el relato, he
recibido un mensaje, es él, me dice que aún tiene el olor de mi orín en su cuerpo y se
ira a la cama sin ducharse.
Hola, ya me he leído alguna de tus historias. Seguiré leyendo, enhorabuena!!!
ResponderEliminarmuchas gracias majo
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