Solo oírle decir esto, mi polla se puso en
funcionamiento, nada más terminar
el cigarrillo
, ya tenía mi polla en la
boca, yo aún seguía, tumbando en el camastro, él se bajó del mismo, se arrodillo entre mis piernas
y comenzó a lamerme polla y
huevos, de mi culo un olor a
macho y sexo se desprendía que
llegaba hasta mi nariz, me levanto las
piernas , hundió su aguileña nariz
en mi raja y tras
una fuerte inhalación de mi abierto agujero, lo lamió
y jugo con su lengua, dentro de él, tratando de
rellenar el agujero que la
polla había dejado minutos atrás.
No sé si era
por el placer que me daba en la próstata, o por la posición, pero la
verdad me entraron muchas ganas de mear,
me levante para ir al meadero, y como un perrito faldero vino
detrás mío, y mientras soltaba mi primer
chorro de meos, se arrodillo al lado del meadero, con la cara frente a mí, y sin
disimulo abría la boca, torcí la dirección
de mi caño de meos y tras impactar en la cara, redirigí el chorro y di en la diana de su boca. Sacaba la lengua como un
buen perrito, y así entrar todo mucho
mejor.
Según se agotaba en chorro, su boca se acercaba más a mi polla
y al borde del meadero, las últimas
gotas las solté directamente sobre el borde, y sin escrúpulos de ningún
tipo lamió del mismo meadero mis postrimeras doradas gotas.
Después sujetado
con fuerza de la cabeza
paso la lengua un buen instante
por el área más baja del retrete.
Lo incorporé, y
poniéndole con ambas manos agarradas a cada uno de los dos meaderos, le posicioné el
culo, sus nalgas, redondas, duras , turgentes,
bamboleaban, querían provocarme,
hasta que recibió
la primera azotaina, fueron cuatro o cinco azotes, con la palma de la
mano abierta, alternando los cachetes, ahora gemía, esperaba más, deseaba mucho más, y yo con los ojos rojos alterados, y
mis nervios
muy templados,
por la sesiones anteriores, estaba dispuesto a dárselo.
- Espera le
dije.
Fui al bar
y como bien sabia detrás de la
barra colgado, tenía un látigo y una palmeta de cuero, opte por
llevarme los dos y al volver, lo primero
que hice fue taparles los ojos con un pañuelo que también había recogido.
Me empapé, bien las manos de agua
y moje sus posaderas y espaldas tras dejarlo bien húmedo, se las volví a
calentar con la palmeta ; fueron al menos diez palmetazos, sus nalgas estaban
rojas, marcadas por los rebordes de la palmeta de cuero, de su piel al posar mis manos sobre las caderas podía apreciar la temperatura adquirida,
esto me excito aún más, me puso
burro total y sin más preámbulos lo taladre.
La clavada fue
brutal, me inserte de un solo golpe, le clave la polla de un solo empuje hasta los
huevos, su estrecho culo aún no había
lubricada, me costó entrar,
mi polla ardía del roce, pero el
momento de excitación, provocaba una clavada así, ahora tras el fuerte bufido que soltó, casi un alarido, su culo era una capa de lubricante, mi polla se deslizaba
casi salía sola del estrecho agujero, el jugo salía de interior, mojaba mis huevos,
y esto
me ponía a mil, me preparaba a darle una segunda embestida……..
Note como se tensaba su espalda, se relajaban sus músculos,
sus piernas se vencían y desde sus huevos empezaban a fluir sus chorros de semen por segunda vez.
Estos
cayeron una y otra vez contra los azulejos y contra las baldosas del suelo, de su boca
salían, jadeos y alaridos, su culo se contrajo, sus piernas se
incorporaron y casi de pie junto a la pared soltaba hasta la última gota de su producción seminal
Yo detrás a escasos centímetros de pie, con mi polla lubricada, tiesa,
imponente, no pensaba dejar que aquello quedara así.
Lo arrodille,
y empujándole con mi mano la
cabeza, le dije
CABRÓN, LAME TU
LECHE, DEJA LOS AZULEJOS BEN LIMPIOS
Y EN EL SUELO NO QUIERO VER
NI UNA SOLA GOTA.
Mientras me arrodille a sus espaldas y se
la volví a meter y darle algunas embestidas más.
El mientras se ocupaba en dejar
limpio esos azulejos salpicados de leche
y de dudosa limpieza.
Agacho más su
cabeza para limpiar el suelo, saque mi polla y agarrándome fuerte de los huevos, me vacié entra gritos y
temblores corporales es su espalda próximo a su culo, algunos
chorros, resbalaban y se introducían por la raja de sus nalgas,
camino del abierto agujero.
Cuando levanto
la cabeza del suelo, le volví a meter mi polla en el culo, y soltado mi vejiga de nuevo, en su interior, le dije,
Cuídate mucho de
que no salga nada.
Tras llenarle bien
todo el recto, le dije, cuidado de vaciarte, quiero que me pongas la última copa mientras recoges y terminas de limpiar todo esto.
Al incorporarse, su culo se abrió, surgió
un chorro amarillo cargado con algo
más contundente, inundando todo el suelo
del servicio.
Le mire con desagrado,
le di con el pie obligándolo a
tumbarse en el suelo, y le hice dar
varias vueltas sobre sí mismo.
Ahora su cuerpo le brillaba, el recinto olía a sexo y
a meos, le miré son una mirada de
desprecio, por no aguantar y le dije
CABRÓN, PONME LA COPA Y LIMPIA ESTO.
Con la cabeza baja, me
sirvió, y sin mirarme se fue
dentro y limpio todo el desaguisado, se
lavó y volvió a mi lado, se arrodillo
y tras besarme los pies, me dijo
Gracias señor
por sus favores, cuando lo vi,
sabía, que era lo que llevo
semanas buscando.
Le acaricie la cabeza
como se hace con un perro obediente, me vestí y me
marché.
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