UN MAL DÍA
Hacía tiempo que no volvía por este local de Malasaña,
pero hoy, había tenido un día
especialmente complicado, estaba nervioso, de mala hostia, y aunque ya me había metido en la cama, no era
capaz de conciliar el sueño.
Me levante, me volví a
poner unos bermudas y una camiseta de tirantes, mis zapas sudadas, y los calcetines de todo el día, y en diez
minutos estaba llamando a la puerta del local.
Al llegar, el portero, me
pregunto como otras tantas veces si
conocía el funcionamiento del local.
Si soy cliente habitual, le dije, aunque de otras
horas, suelo venir a primera hora de la tarde.
Miré al ropero,
a bulto no habría más de seis o sietes clientes en el local.
Me desnudé, y pase al bar, efectivamente en la barra solo tres tíos, dos de ellos conversando, el otro al final de la barra,
pegando al cuarto oscuro.
Pedí mi copa y me
fui directamente al cuarto oscuro, allí,
percibí la presencia de tres tíos más
jugando.
En uno de los baños la puerta estaba cerrada, pero
por debajo pude comprobar a dos tíos
metidos en faena, los jadeos confirmaban que ya estaban en una fase
avanzada del juego.
Pase al cuarto de los
meaderos, me puse el cockring y salí de nuevo a continuar con mi copa.
Me situé en la
esquina de cuarto del slim, mi espalda apoyada
a la columna que hacia esquina
con la barra, la pareja de tíos
estaba charlando animadamente y daba
la impresión que estaban terminando la copa , para marcharse.
El tío del final de la barra,
estaba mirando una de las pantallas,
y a
parte de no provocarme morbo, ni gustarme parecía estar muy tranquilo, estar de
esperar, o simplemente matando el tiempo después de haberse relajado.
Vuelvo a entrar en el cuarto
oscuro, allí siguen en la oscuridad, los
de la cabina han terminado, y se están lavando.
En el cuarto oscuro, no
veo bien
uno rapado, delgado y de piel bastante clara, los otros dos son más
bajitos, un perilla, de pelo muy
corto y un barbas, con media melena
rizada, pero a mí me gusta ver más claro.
Me salgo de nuevo al bar, los
tíos que acaban de follar ya se están
vistiendo y los otros dos que charlaban, ya se
marchan del local.
Creo que la opción
no ha sido muy buena, solo quedan cuatro clientes y
yo, y tres de ellos están follando y el cuarto no es valorable, me sigo
tomando mi copa y sopesando mis
expectativas.
Sale el rapado del cuarto
oscuro, se une al del fondo de la barra, hablan cuatro palabras y salen
para vestirse y marcharse.
Creo que la noche ha acabado en el local, doy un trago más a la copa, sale el barbas del
pelo largo rizado, me mira, clava la mirada en mi persona, se queda absorto
contemplándome.
Lo miro fijamente
a los ojos mientras se acerca, se aproxima, no retira
los ojos de los míos, con un leve
movimiento de mi mirada hacia abajo, le
indico lo que debe de hacer.
Hablamos el mismo idioma,
llega a mi lado, se arrodilla, levanta la mirada para coincidir conmigo, le
autorizo y abriendo la boca, se
traga mi polla hasta el fondo de la garganta, pone sus manos en mis nalgas, yo
le recompenso, enredando mis dedos en
su melena rizada, y con suaves y lentos movimientos de mi mano, le obligo a sacar mi polla de su boca, para clavársela de nuevo
una y otra vez repitiendo de un modo reiterado
el movimiento.
Sale el rapado también del
cuarto oscuro, tiene los pezones
anillados y otro gran aro en la polla, su noche tampoco
ha acabado, su rabo a pesar del peso de piercing, sale apuntando al frente
orgulloso, se acerca a nosotros al vernos metidos en materia y se
pone a mi lado, dejando la polla cerca
de la cara del barba, mientras con su lengua acaricia uno de mis pezones.
Con mi mano izquierda, le
cojo de la cabeza, y llevo su lengua
hasta mí sudado sobaco, el tío lo huele, aspira por unos segundos el perfume de macho que
desprenden, y tras
inhalar un poco de poppers, se lanza
a lamerlo de modo frenético.
La visera de la calada gorra
que llevo me impide ver mucha más
allá de una cabeza lamiéndome un sobaco
y otra tragando polla a discreción,
cuando la levanto para darle una inhalada al poppers, me
encuentro al portero acariciándose el paquete
tras un suspensorio rojo que lo cubría.
El camarero desde detrás de
la barra, miraba, tras haber puesto unos
cuantos sobres de lubricante sobre la barra
y algunos condones.
El portero, me mira, me reta,
y con la mirada le hago saber, que cuando termine lo que he empezado con estos
dos estaré con él.
Parece que esta noche mi
mirada habla y todos lo entienden, sigue
mirando, pero no se acerca respetando lo dicho por mi mirada.
Incorporo al melenas, lo pongo de pie, su estatura es
muy similar a la mía, su piel oscura, sus ojos negros, brillantes vivarachos, le dan un aspecto bastante
agitanado.
Echo mano a sus nalgas, son
turgentes y redondas, bien levantadas,
el tío suspira, le suelto un manotazo,
cierra los ojos, en la nalga mis dedos
marcados, me excitan y me provocan a
seguir avanzando.
El perilla se ha arrodillado
y me come la polla mientras juego con el otro, el portero, no pierde movimiento, se toca sin sacar su polla, y se masajea unos
pezones gordos, duros, insinuantes.
Aparto al perillas, y me
acerco por detrás de mí gitano, le restriego el rabo por el culo, no hay duda, quiera polla que lo reviente, y yo necesito romper
un buen culo, sentirlo mío, usarlo
como me salga de los cojones.
Le hecho
mi cálido aliento en el cuello,
mientras con los labios empiezo a mordérselo, bajo por el hombre, saco los
dientes, muerdo suave, quiere más, le marco en la mollita de la nuca mis dientes, el tío se
tira contra la pared, apoyando sus brazos en ella.
Aprovecho que está próximo a
la cruz, le centro y le ato
las manos, con la mirada pido
palmeta de cuero que tiene el camarero
colgada a su espalda, la pone encima de la mesa, le acaricio las nalgas, se las masajeo, le doy un buen
manotazo en la nalga opuesta, ahora esta
se queda marcada mientras la anterior
simplemente aparece algo roja.
Desde atrás le pellizco
los pezones, cada castigo infringido es un nuevo suspiro, le acaricio
la polla, es hermosa y esta como una piedra de dura, sus huevos gordos y colganderos.
Bajo mi mano por su
torso, por sus nalgas, se la acaricio, metro la mano
por la raja, busco su agujero, lo toco, sigo bajando a su entrepierna, busco
sus huevos, los cojo, los saca hacia atrás, tiro de ellos,
son colganderos, son unos huevos de toro, el perillas me ve, se arrodillas y los lame, mientras yo, cada vez los voy estrangulando más con mi
mano, y él se los mete
los dos en la boca, cojo
la palmeta de cuero, y cuando
menos se los espera, le suelto un par de
golpes, secos, contundentes, uno en cada nalga, el perillas al oír silbar
la palmeta, se espanta, retira un
poco la cabeza de las nalgas del barbas,
pero sigue con los cojones metidos en la boca.
El gitano ruge, sus nalgas enrojecidas, calientes
por mis palmetazos, sus huevos casi
arrancados en el tirón que él perillas
le ha pegado, cierra los ojos, mueve la
cabeza, pero ahueca más su culo, mientras se muerde los labios.
El perillas me mira, le digo que
le coma el culo, lo abre con
parsimonia, escupe en el agujero y le
pasa la lengua , luego la aprieta
sobre la caliente gruta, corre el
poppers, el culo se abre ahora con
facilidad, acerco mi polla, la lame mientras lame el culo y sigue haciéndolo
mientras me voy clavando en ese cálido agujero, siento su ultimo lengüetazo, entre mis huevos y mi culo, el tío se sienta en el suelo, y
coloca la cabeza entra la pared y la
polla de gitanillo .
Es la posición final, el barbas,
vuelve la cabeza, dando la aprobación
y ofreciéndome la boca para que le
dé un lapazo, desde la distancia el portero
da su aprobación al espectáculo, los brazos en cruz atado, el culo
perforado por mi polla, y su polla
siendo succionada por la húmeda y
experta boca del perillas.
Corre el poppers por última vez, mi cabalgada aumenta
de velocidad, los jadeos del barbas se amplifican, se aceleran, en la última
embestida que le doy saca la polla de la
boca del rapado y se derrama sobre su
cara y su pecho, algunos chorros,
terminan en la cruceta de la cruz, el rapado ante la oleada de chorros de olorosa leche se vacía entre sus piernas y su
vientre, alguna descarga también va a
parar a mis pies, yo saco mi polla del culo del gitanillo, y mirando al
portero, le indico que ahora será su
turno.
Me alejo al baño a lavarme, y
cuando el gitanillo y el perillas, pasan de vestirse a
pagar su consumición, nos ven al portero
y a mí, enzarzados en un pasional
morreo.
Mientras su compañero salía a
abrirlos la puerta, al oído me dijo, ahora cerramos y mi compañero se marcha,
nos quedamos solos en el local tu y yo.
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